Con 14 días de retención, incluso para aquellos que han dado negativo a los tests, la capital planea mantener el centro de poder del país lo más a salvo posible
La capital de China he establecido medidas de sanidad más drásticas que otros territorios del país para evitar un nuevo brote de coronavirus. Pekín busca evitar cualquier contagio, por lo que se ha decidido establecer una cuarentena obligatoria a los que lleguen al territorio.
Con 14 días de retención, incluso para aquellos que han dado negativo a los tests, la capital planea mantener el centro de poder del país lo más a salvo posible.
De hecho, el Partido Comunista Chino aplazó su congreso anual previsto en marzo (llamado “las dos sesiones”) para asegurarse que los miles de delegados que participan no tengan riesgo de contagio antes de que se fije una nueva fecha.
La medida no está siendo aplicada en ninguna otra ciudad del territorio asiático. Incluso los estudiantes que vuelven a su país son sometidos al aislamiento provisional. Del mismo modo, todos los clientes de los hoteles tienen que haber dado negativo en los siete días previos a su estancia.
Los que peor la pasan son los ciudadanos de Wuan. Aparte de la discriminación social que se presenta hacia los habitantes del territorio en el que se presentó el primer brote de coronavirus, los que llegan a Pekín desde Wuhan son sometidos a test siete días antes de irse, una cuarentena de 14 día y a otro test de salida.
Para entrar al territorio, primero se necesita solicitarlo a través de una aplicación y mostrar un resultado negativo. Tras la espera, si se aprueba esa petición, hay que hacer otra para comprar billetes de tren a la capital, con una capacidad limitada a mil plazas al día.
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CAB