Por Maribel Soto
En el camino hacia la construcción de una sociedad más justa y equitativa, es fundamental reconocer y potenciar el liderazgo femenino en todos los ámbitos, incluida la política. En este sentido, el proceso electoral de 2024 representa una oportunidad invaluable para impulsar a más mujeres a ocupar candidaturas en Morena, no solo para cumplir con la cuota de género, sino porque las mujeres están demostrando tener la capacidad y la visión necesarias para liderar los nuevos cuadros políticos en nuestro partido.
Te puede interesar: Rompiendo Barreras: Mujeres en el Poder
Ejemplos inspiradores no faltan. Basta con mirar el exitoso desempeño de líderes como Claudia Sheinbaum y Delfina Gómez para comprender el potencial transformador del liderazgo femenino en la política mexicana. Claudia Sheinbaum, ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha demostrado su capacidad para enfrentar los desafíos más apremiantes de nuestra capital y ahora se presenta como candidata de Morena a la Presidencia de México. Su gestión en la ciudad ha sido un claro ejemplo de eficiencia, transparencia y compromiso con el bienestar de los ciudadanos.
De manera similar, la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, ha hecho historia al convertirse en la primera gobernadora de la entidad más poblada del país. Su elección representa un quiebre con décadas de dominio político por parte del régimen priista y pone de manifiesto el potencial transformador del liderazgo femenino en la política estatal.
Estos ejemplos son solo la punta del iceberg de un vasto y diverso conjunto de mujeres que están demostrando su valía y capacidad para liderar desde la primera línea. Es hora de reconocer que las mujeres no solo tienen un lugar legítimo en la política, sino que también tienen mucho que aportar en la construcción de un futuro más inclusivo y equitativo para todos.
Por ello, es fundamental que en Morena se promueva activamente la participación de más mujeres en los procesos de selección de candidaturas, garantizando así que sus voces y perspectivas sean escuchadas y representadas en todos los niveles de gobierno. No se trata simplemente de cumplir con una cuota de género, sino de reconocer el valor intrínseco del liderazgo femenino y su capacidad para impulsar el cambio real y significativo que nuestro país tanto necesita.