La restauración de la obra demoró casi un año y fue llevada a cabo por un equipo de expertos en unas dependencias de los Museos Vaticanos.
La obra de bulto redondo nombrada como “La Pietá” o “La virgen de la piedad”, esculpida por el famoso artista Miguel Ángel entre 1498 y 1499, fue severamente dañada hace 48 años por Laszlo Todt, quién martilló a la escultura en el nombre de Cristo.
En la escultura podemos ver a una Virgen María joven, bella y piadosa, sosteniendo a su hijo Cristo.
La juventud de la Virgen María muestra el idealismo renacentista. Una forma de representar el ideal de la belleza y juventud, una madre eternamente joven y bella.
Dicha obra fue encargada por el cardenal de Saint Denis, Jean Bilhères de Lagraulas. Lamentablemente el cardenal falleció tan solo unos días antes de ver terminada la escultura, por lo que dicha pieza artística fue emplazada sobre la tumba del cardenal.
Entre 1749 y 1750 la escultura fue trasladada a la Basílica de San Pedro en donde se encuentra hasta la actualidad.
Giorgio Vasari, considerado uno de los primeros historiadores del arte, se refirió a la obra de esta manera: “Es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni por mucho que se fatiguen, en fortaleza, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol”.
Sin embargo, un geólogo australiano de origen húngaro, Laszlo Toth golpeó el arte con un martillo el rostro y uno de los brazos de la Virgen. Mientras gritaba: “¡Yo soy Jesucristo, resucitado de entre los muertos!”
Sucedió un día domingo, el agresor habría sido un peregrino más, dispuesto a recibir la bendición por parte del papa. Con una camisa roja y un esmoquin negro, logró evitar a la seguridad y arremetió cerca de 15 golpes contra la escultura de la Virgen.
Cuando lo detuvieron, pidió que lo mataran ya que de esa manera iría directamente al paraíso. Asimismo mencionó que si restauraban la obra la ira divina se desencadenaría sobre todos.
El ingeniero Francesco Vaccini explicó al papa Paulo VI que el mayor daño serían los de menores dimensiones, tales como las quebraduras en el ojo de la Virgen a comparación de reintegrar el brazo que era relativamente más sencillo. De manera general, la escultura podía recuperar su aspecto original.
La restauración de la obra demoró casi un año, en ella participó un equipo de expertos en unas dependencias de los Museos Vaticanos. Después, la obra fue colocada en su capilla, ahora, enmarcada por vidrios blindados para protegerla contra el vandalismo.
Cabe destacar que “La Virgen de la Piedad” es la única escultura firmada por Miguel Ángel. La inscripción la realizó en la cinta que cruza el pecho de la Virgen. Dicha obra mide alrededor de 174 por 195 centímetros y fue elaborada en mármol.
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