En la capital se le otorgan distinciones y privilegios al refugiado que ya quisiéramos los oriundos para poder estacionar el coche
Con el barullo de Oruro pareciera clara la consigna, Todo por Agradar. Tal vez por eso, la Función Pública le pide experiencia al invitado quizá para saber la diferencia entre inmuebles legales o ilegales.
En la Capital se le otorgan distinciones y privilegios al refugiado que ya quisiéramos los oriundos al menos para estar seguros al momento de irnos a estacionar. Y ni qué decir de la campal en el Senado que buscó entregar tributo en pro de los Derechos de no sé qué humanidad.
Es en ese contexto, en el que no debemos olvidar que sigue en el aire la propuesta en la Cámara de Diputados de modificar el artículo 41 de la Constitución para hacer rotativa la presidencia del INE cada 3 años entre el resto de los consejeros y no cada 9 como establece actualmente la ley.
Una medida retroactiva para el actual presidente, aprovechando la renovación de 4 consejeros que tomarán protesta el próximo abril.
Se supone que con esta medida se busca evitar la exclusividad de una persona en las decisiones del organismo. Se dejarán de encaminar los trabajos bajo la visión de un consejero.
Y por supuesto, de aprobarse, dicha designación recaerá en la Cámara de Diputados quien designaría al sucesor. Algo por demás conveniente tomando en cuenta que vienen las elecciones intermedias en el 2021.
Así pues la propuesta está en el aire. Cambiar de arbitro a medio partido. De un organismo que por más de 3 décadas ha demostrado que tiene claro lo que es una alternancia. Una institución sólida, autónoma y democrática que por supuesto tiene mucho por mejorar, pero no por vías que puedan hacernos perder el terreno que hemos ganado.
Una iniciativa peligrosa si lo que se busca es agradar y no mejorar la democracia. Un tributo que podría vulnerar la autonomía de la institución, alineando consejeros y perdiendo la independencia.
En un escenario que buscaría elegir funcionarios desde el legislativo, afines a un régimen y sin equilibrar fuerzas. Un paso para muchos exagerado, pero luego de lo que vivimos en el Senado, tal vez ahora nadie se atreva a descartar.
El Presidente de la República tiene claro el camino que debe de recorrer en su proyecto de nación. Y a pensar de las críticas seguramente hay una constante; que a México le vaya bien.
Ayudemos a que esto pase, pero evitemos que por agradar tendamos la cama con ofrendas que lejos de ayudar a la soberanía del país, desgasten a las instituciones que tanto trabajo nos ha costado construir.
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