Un grupo de científicos comenzó a experimentar con la actitud de los simpáticos monos, descubriendo un proceso social interesante.
De acuerdo con un estudio pupublicado el miércoles en la revista Science Advances, al igual que los humanos, los titíes escuchan a escondidas las conversaciones de otros y prefieren a personas que perciban de forma positiva.
Aunque la investigación sobre el comportamiento de estos animales contempla muchos conocimientos sobre la vida social de los primates, aún faltan métodos confiables que determinen la “perspectiva interior” de un individuo.
Los titíes han resultado ser una especial perfecta para estudiar, pues su estructura social es muy cohesionada.
Estos animales suelen vivir en grupos demasiado cooperativos de familias con de, aproximadamente, 15 miembros, y en los que todos en la manada son igual de responsables del cuidado de los más indefensos.
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Gracias al equipo liderado por Rahel Brugger, de la Universidad de Zúrich (UZH), usaron a 21 titíes adultos nacidos en cautiverio para observar grabaciones de otro individuo desconocido, y del sexo opuesto, que ofrecía alimento o respondía de forma agresiva a los reclamos de las crías.
Buscando tener control, también agregaron grabaciones en las que se oía a un único individuo.
Así, científicos dirigieron cámaras infrarrojas a las caras de los monos para captar la temperatura nasal, buscando indicios de que prestaban atención y estaban alerta.
Dichas pruebas confirmaron que los titíes reaccionaron únicamente a las grabaciones combinadas, más no a las individuales. Esto indica que lograban diferenciar las conversaciones reales.
Después de las grabaciones, el grupo permitió la entrada de los titiíes a una habitación llena de juguetes y un espejo, determinando que los titíes no reconocen su propio reflejo, por lo que creyeron que se trataba del mono que había realizado la llamada grabada.
Dichas grabaciones determinaron que, generalmente, los titíes prefieren acercarse cuando las grabaciones indicaban que el individuo colaboraba en la otra conversación, es decir, que charlaban.
“Este estudio se añade a la creciente evidencia de que muchos animales no son solo observadores pasivos de interacciones de terceras partes, sino que también las interpretan”, afirmó Judith Burkart, parte del equipo de investigación, y profesora de Antropología en la UZH.
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RMR