Una de las facultades más importantes que se le atribuía al xoloitzcuintle era la capacidad de llevar las almas hacia el inframundo
Ya en el México antiguo, en la época prehispánica los perros ocupaban un destacado lugar en la vida social como un animal de compañía presente en la cotidianidad, pero también era una figura importante en la cosmogonía mesoamericana y muestra de ello es el xoloitzcuintle.
Si bien había distintos tipos de perros nativos entre los pueblos nahuas, sin duda destacaba el xoloitzcuintle. Raza que era venerada por la creencia de que eran los guardianes de espíritus, guiando a las almas de los muertos por el sinuoso camino hacia el Mictlán, la ciudad de los muertos.
El xoloitzcuintle y los ritos mortuorios
Para Patrick Johansson, académico, investigador y profesor de lengua náhuatl, de origen francés, nacionalizado mexicano, el xoloitzcuintle encaminaba al muerto hacia su destino final, razón por la que formaba parte elemental de los rituales mortuorios entre los pueblos nahuas.
Tras la muerte de una persona, se activaba un complejo y extenso ritual que incluía el sacrificio de un perro.
Generalmente era el que había acompañado en vida al difunto, pues se pensaba que guiaba a su amo por los difíciles caminos del inframundo, particularmente ayudándolo a cruzar ríos.
Dado que se creía que estos canes eran los únicos que podían hacer la función de ayudar a pasar a las almas por un profundo y caudaloso río que atraviesa la tierra de los muertos.
Así, si la persona había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el can se negaría a ayudarlo a pasar, por lo cual perecería y no sería capaz de pasar.
Sin embargo si la persona había tratado bien a los perros cuando se encontraba con vida, gustoso tomaría el alma, la pondría sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.
También podría interesarte: Por esta razón el altar del Día de Muertos debe tener nueve niveles
El dios Xolotl, el hermano gemelo de Quetzalcoatl
Esto se debe a que los Xoloitzcuintles no solo eran valorados en el mundo espiritual, pues eran asociados a Xolotl, dios del ocaso relacionado con el paso al inframundo, representado como un hombre con cara de perro, y con el cual deberían ser bondadosos si querían gozar de una muerte agradecida y sin sufrimiento.
En la cosmovisión prehispánica, mientras Quetzalcóatl anunciaba la llegada del sol, y Xólotl (su hermano gemelo) anunciaba su retiro y su entrada al inframundo, siendo quien acompañaba al astro rey en su recorrido por el reino de la muerte, como el xoloitzcuintle acompaña a los hombres por el Mictlán.
La leyenda del xoloitzcuintle y el río
La leyenda cuenta que si el xoloitzcuintle es color negro, no podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que él ya se ha sumergido en el río y ha guiado ya a suficientes almas a su destino.
En cambio, si es blanco o de color muy claro, no podría atravesar el río, pues eso significa que es muy joven y todavía no ha alcanzado la madurez para lograrlo.
Solamente cuando son de un color gris jaspeado, podrá llevar a cabo esta importante tarea.
Contenido relacionado
Los sitios más turísticos para celebrar el Día de Muertos
IPR