Si ha tenido la desventura de leerme alguna vez, seguramente habrá constatado que un hilo rector de las líneas esbozadas, tienen que ver con turismo. Lo confieso. Creo que es un campo de estudio apasionante para un aprendiz de la economía como es mi caso. Lo cierto es que los efectos de esta actividad tienen profundos impactos en el tejido socioeconómico, sean estos positivos o negativos.
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Además de sus manifestaciones económicas, creo firmemente que el turismo debe ser un derecho de todos y no solo de quienes pueden pagar por ello, a la par de considerarlo como un elemento fundamental en el círculo de bienestar de las personas y del núcleo social: la familia.
A esto, el turismo debe ser un derecho inalienable y más en un país como el nuestro dónde 36% de la población apenas gana para comer al día. Preguntémonos en qué grado han disfrutado de una actividad turística los sectores más vulnerables de la sociedad –quienes ganan hasta un salario mínimo, las comunidades indígenas, las jefas de familia, los adultos mayores, los discapacitados–.
El turismo debe considerarse como una herramienta para el desarrollo integral de personas y comunidades, que fortalezca el sentido de libertad y el conocimiento, además de un medio para conservar el patrimonio cultural y regenerar el natural.
El balance entre las actividades productivas (lo relacionado al trabajo de subsistencia) y el disfrute del ocio o tiempo libre marca una pauta para lograr el bienestar. Así como es factible medir la calidad laboral a través de indicadores como ingreso, productividad, horas trabajadas, etc.; es menos recurrente cuantificar la calidad del tiempo libre que tenemos o la contribución del turismo a nuestro desarrollo personal. En ambos casos, la mala condición de alguna de estas dos facetas, son determinantes para nuestra calidad de vida. Creo que la ausencia de oportunidades para hacer turismo es otra de las manifestaciones de la pobreza.
Es aquí donde desde la perspectiva de quienes nos dedicamos a hacer políticas sobre el turismo, debemos ponderar que tipo de oportunidades tienen las personas para impulsar su desarrollo a través de éste.
Conforme a la definición de la Organización Mundial del Turismo (OMT), “el turismo es un fenómeno social, cultural y económico que supone el desplazamiento de personas a países o lugares fuera de su entorno habitual por motivos personales, profesionales o de negocios. Esas personas se denominan viajeros (que pueden ser o bien turistas o excursionistas; residentes o no residentes) y el turismo abarca sus actividades, algunas de las cuales suponen un gasto turístico.”
¿Está usted de acuerdo en que el turismo es solo el desplazamiento de personas? Personalmente creo que no. El turismo no es llenar cuartos de hotel o asientos de avión; por el contrario, es un fenómeno más complejo que el simple registro de entradas y salidas de personas, que el monto que gastan, que el conteo de noches de hospedaje, etc.
Me disculpo. No soy un iluminado para poder ofrecerle por ahora una definición de turismo como se lo he referenciado, pero hago algunos esfuerzos desde hace algunos años.
A manera de simple referencia sobre lo que pudiera ser una buena definición de turismo, me gusta la que alguna vez enunció el Dr. Julio Frenk Mora (Exsecretario de Salud Federal y recién nombrado Rector de la Universidad de California en Los Ángeles, EEUU) cuando le preguntaron qué es salud pública, y respondió:
“La salud pública constituye un encuentro entre lo biológico y lo social, el individuo y la sociedad, lo técnico y lo político, y entre el pensamiento y la acción…Y es que la salud pública nace de la fusión del pensamiento y la acción, y la acción efectiva requiere del pensamiento riguroso… La salud pública no es una disciplina sino un nivel de análisis que convoca múltiples disciplinas. Se trata de un campo del conocimiento interdisciplinario, y el concepto de salud global constituye una parte de la salud pública”.
A usted que me lee, le invito a conjuntamente elaborar una definición más ética de lo que debe ser el turismo para el siglo entrante. Yo me lo imagino como un derecho de todos y no de unos cuantos.
Después nos leemos.
Por: Mario Alberto González S.
X: @SoyMario_Mx
Correo: soymario.mx@gmail.com