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La emblemática agrupación de rock mexicano cerró su gira de 55 años en el Estadio GNP Seguros con un show que duró más de tres horas
Ir a un concierto de El Tri es como ir a una clase magistral de blues, soul y rocanrol; al mismo tiempo que asistes a una maestría de denuncia social, aderezada con un montón de recuerdos y homenajes a quienes fueron parte de la construcción de ese legado.
Eso es un show de El Tri, ese momento y espacio donde todo se junta alrededor de una banda que concluye una gira por 55 años de carrera, comienza una nueva por sus 56, es feliz, y quiere que sus fans —más de 60 mil en el Estadio GNP Seguros— lo sean, además de reafirmar que han sido una de esas agrupaciones que le abrieron el camino a los que hoy están en la escena.
Con un video que parecía que anunciaba una batalla al estilo Games Of Thrones, en el que el fuego, los dragones y la imagen de Alex Lora se hicieron presentes, así como un grupo de bailarines prehispánicos avisaron que el rocanrol estaba por desatarse en el inmueble.
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Y así, en medio de los bailarines, Lora emergió del escenario. “¡Viva México, cabrones”, lanzó mientras las notas bluseras de La raza más chida se apoderaban hasta del más fresa que estaba en el estadio. “¡A huevo”, dijo mientras que los bailarines con trajes prehispánicos, penachos y cascabeles hacían lo suyo fusionando la tradición con el blues y el rock.
“Un saludo de parte de El Tri a toda la raza. ¿Estamos siendo felices? Son 56 años de rockanrol de México para el mundo y sería una pendejada que no tocáramos esa que dice ‘Mexicanos al grito de guerra’”, lanzó Lora mientras se aventó unas cuantas estrofas del Himno Nacional, al que se le sumaron las más de 60 mil almas en el estadio.
“Mexicanos, vivan los héroes que nos dieron patria. Viva Hidalgo y Morelos, viva Villa y Zapata, chinguen a su madre los pinches políticos rateros y corruptos. ¡Viva México, viva México cabrones y que viva el rocanrol!”, dijo Lora, con ese estilo inconfundible antes de darle voz a Boogie del Tri, en la cual la base de La Grange, de ZZ Top, se hizo presente.
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“¿Están contentos niños? Muchas gracias a toda la raza por haber venido a festejar 56 años de rocanrol de México para el mundo”, comentó el vocalista de 72 años, quien dio el mejor consejo a los más chavitos con Ya no le metas
Alex es uno de esos vocalistas que pueden tocar frente a miles de personas, como ayer, pero sigue divirtiéndose como cuando lo hacía en lugares más pequeños… como en Rockotitlán, en donde “uno más mamón que uno, me pidió que le tocara esa que le gusta a su novia”. No hay espacio para el gandallismo con un lobo rockero de más de medio siglo que con rolas como La balada y El maldito ritmo iba calentando poco a poco el ambiente de la noche.
F.Z. 10, Chilango incomprendido y Mente rockera, “que suenen esas pinches palmas en el Estadio GNP”, gritó Lora, puso a cantar a los asistentes que no desperdiciaron la oportunidad de también bailar.
“Que chingón se oye la raza cantando, me cae”, dijo el cantante y le pidió a su público que lo ayudara a cantar Una y otra vez. Pero Lora no sólo es un compositor reconocido que refleja la realidad del país en sus rolas, también podría ser un gran comediante cuando cuenta las historias de sus creaciones, como fue El muchacho chicho, Nocivo para la salud, Yo quiero ser tu celular y Perro negro hicieron un bloque con espíritu blusero.
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Erik Rubín estuvo en primera fila para celebrar con El Tri.
Es lo mejor llegó a poner ese toque nostálgico que sólo el blues y el soul pueden darle a una rola de desamor… pero con la jiribilla de Lora, que al final, le canta al amor sólo para ser y hacer feliz a su público que por supuesto, entre chela y chela, se animaban cada vez más a aplaudir, cantar y bailar. Pero con una hora de concierto, parecía que la banda de 56 años solo estaba calentando motores para lo que vendría.
La entrada fue con Ratero, que sólo aquellos, los más puristas de la banda, reconocieron como un tema de Three Souls In My Mind. “Vamos a dedicar esa rolita para todas las nenas que vinieron a esta tocada”, lanzó Lora, quien interactúa con su público sin pudor y a quien les da momentos inolvidables con temas como Pobre soñador —en la que representantes del rocanrol mundial como el primer vocalista de Quiet Riot, Rudy Sarzo, le dio un reconocimiento—, Todo sea por el rocanrol y el clásico María Sabina.
“Ésta es una de las rolitas de las que más pidieron”, compartió Lora, quien en ese estilo que lo ha caracterizado por más de medio siglo, señaló la corrupción en el gobierno con Caseta de cobro. “Vamos a dedicar una rolita a un valedor de todos nosotros, se la cantábamos antes y pensamos que ya había pasado de moda, pero regresó a chingar la madre, Donald Trump”, expresó Lora, desatando la rechifla entre el público antes de darle vida a Trump.
“Vamos a dedicar esta tocada y esta rolita al maestro (Javier) Bátiz, que se nos acaba de adelantar y está ahí en el cielo, esta rolita la tocó él para la película Roma, la vamos a tocar hoy para recordarlo y que llegue hasta el cielo”, compartió Alex mientras le dio una interpretación digna para el Brujo mayor de The House Of Rising Sun, de The Animals.
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“Y en 6-20, la música que llegó para quedarse”, fue el anuncio que hizo el rockero para que todo comenzara a valer madre, pero de la mejor forma. El niño sin amor llegó a arrancarle al público la indiferencia sólo para ser felices, bailar y cantar a grito pelado. El Tri es un clásico inagotable, renovable pues, Lora no tiene ni filtro, ni temor a nada, y menos a Dios, porque cuando tomó del mezcal del Tri, dijo que es el que le daban al Papa antes de ir a hablar con Dios. “Cuando te pones pedo, a huevo la cagas”, dijo para presentar la rola del mismo nombre y, por qué no, darle continuidad con Oye cantinero y Chavo de onda.
Festejar con El Tri no es cualquier cosa, es un viaje de más de tres horas en donde canciones como Abuso de autoridad, Difícil, Triste canción, San Juanico, Metro Balderas, Las piedras rodantes, A.D.O. y Cuando tú no estás, no podían faltar en el repertorio de la velada en donde, además, se celebró su impacto generacional desde 1968.