Bajo la sala de la casa fue hallado el cuerpo de Omar Rafael, el coreógrafo que desesperadamente había sido buscado por su familia
El del coreógrafo enterrado en la sala de una casa es de esos casos que parecerían haber salido de un guión de película.
Todo comenzó la tarde del pasado 6 de enero cuando el señor Mateo González se presentó en instalaciones de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), pidiendo ayuda pues su hijo Omar Rafael González había desaparecido un día antes.
Una vez que las autoridades mexiquenses emitieron la ficha de búsqueda, se distribuyó en varios estados, a fin de poder localizar a este hombre de 32 años.
Las autoridades comenzaron a buscarlo en hospitales, clínicas para adicciones, forenses, pero en ninguno de esos lugares había registro de su ingreso.
Después de interrogar a algunos de sus amigos supieron que el día en que desapareció, había estado en una fiesta donde trabajó como coreógrafo en la Zona Rosa, en la Ciudad de México, y que al salir de ahí se dirigió a la casa de otro coreógrafo en el municipio de Tlalnepantla.
En un principio el personal de la FGJEM no tenía la ubicación exacta de la casa donde estuvieron; sin embargo, lograron obtener el nombre de quien lo invitó ahí, y así tras analizar algunas bases de datos obtuvieron su dirección.
Cámaras de seguridad captaron los últimos momentos con vida de Omar, familiares buscaron en hospitales y forenses luego de su desaparición. La @FiscaliaEdomex lo halló sepultado en la casa de un amigo…#HuellasDelCrimen @c4jimenez#AbreLosOjos @FranciscoZea por @ImagenTVMEX pic.twitter.com/FglJWiSoWU
— imagenzea (@imagenZea) November 11, 2020
Al llegar a la zona ubicaron una cámara de seguridad vecina, recopilando unas imágenes en las que apenas se alcanza a ver la entrada de dos personas al inmueble.
Para ese momento sabían ya que se llamaba Juan Erick “B”, y la misma cámara captó poco tiempo después la salida ya solo de ese hombre. Y, aunque revisaron horas y horas de grabación, en ningún momento logran ver salir a Omar.
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Fue así que buscaron al propietario de la casa para interrogarlo, pero él les dijo que no sabía qué había pasado con el joven desaparecido.
Sin embargo, ante la sospecha inminente de que Omar no había salido de aquella casa, el Ministerio Público pidió una orden de cateo para el domicilio.
Con ayuda de un perro entrenado en la búsqueda de cuerpos, en una de las habitaciones de la casa donde el sospechoso vivía junto con su familia, el animal entrenado marcó a los agentes donde debían buscar.
Era justo donde había una estructura recién construida que según el coreógrafo, era una especie de banca para una cantina y por eso estaban los maderos y el cemento recién colocado.
Debiendo llamar al cuerpo de bomberos para que los ayudar a buscar, destruyeron con picos la estructura de la supuesta cantina y así fue como encontraron ahí, sepultado en esa base de cemento, el cuerpo de Omar Rafael, envuelto en sábanas, bolsas y cintas.
Tras el hallazgo, la policía de investigación del Estado de México detuvo a Juan Erick B. quien al ser interrogado aceptó lo que hizo, y dijo que había tenido una pelea con Omar dentro de la casa y como, según él, ya estaban algo alcoholizados, no supo cómo fue que lo mató.
Ya con todas las pruebas en su contra Juan Erick “B”, finalmente fue encarcelado en un penal del Estado de México, en espera de ser sentenciado.
IPR
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