En su saludos después del rezo mariano del Regina Coeli, el papa Francisco recordó a los pueblos de la Amazonia, y a los operadores sanitarios en la crisis del Covid-19
El papa Francisco asistió el sábado por la tarde al rezo del rosario en los jardines del Vaticano, acompañado por primera vez en casi tres meses, un acto que fue retransmitido por todo el mundo a través de Facebook.
El rezo tuvo lugar en presencia de un centenar de personas, implicadas de una forma u otra en la pandemia de la Covid-19 -que causó más de 33 mil muertos en Italia-, como personal sanitario, miembros de protección civil y otros.
El sumo pontífice estaba sentado delante de la réplica de la cueva de Lourdes, meditando, de espaldas a los fieles, que guardaban una distancia de más de un metro entre sí.
Desde que empezó el confinamiento en Italia, el 10 de marzo, el Vaticano aplicó las mismas reglas de distanciamiento de seguridad que las impuestas en el resto de la península itálica.
Desde entonces, el papa solo había recibido delegaciones muy reducidas, interrumpió sus audiencias semanales de los miércoles y los rezos del domingo desde la ventana del palacio apostólico de la plaza de San Pedro fueron sustituidos por una retransmisión en video de la oración oficiada dentro del edificio.
Pero, a raíz del desconfinamiento progresivo que inició Italia, el papa volverá a dar su oración dominical desde la ventana del Palacio a partir del domingo ante los fieles, que pueden reunirse de nuevo en la plaza de San Pedro desde hace una semana.
El Papa y fieles regresan a la Plaza de San Pedro, después de casi 3 meses #AbreLosOjos @ElOpinadorTV por @ImagenTVMex pic.twitter.com/1xREizRyf4
— imagenzea (@imagenZea) June 1, 2020
Al final del rezo mariano del Regina Coeli, el Papa recordó que hace siete meses finalizó el Sínodo de la Amazonia; y que hoy, la fiesta de Pentecostés, invocamos al Espíritu Santo para que dé luz y fuerza a la Iglesia y a la sociedad en la Amazonia, que ha sido duramente golpeada por la pandemia.
“Muchos son los contagiados y los muertos, incluso entre los pueblos indígenas, que son particularmente vulnerables. Por la intercesión de María, Madre de la Amazonia, pido por los más pobres e indefensos de esa querida región, pero también por los de todo el mundo, y hago un llamamiento para que a nadie le falte atención sanitaria”.
Curar a las personas y no ahorrar para la economía, sino curar a las personas, es más importante que la economía. Las personas somos templos del Espíritu Santo, la economía no.
Al momento de despedirse, recordó que todos necesitamos tanto, la luz y la fuerza del Espíritu Santo, lo necesita la Iglesia, para caminar juntos y con valentía, testimoniando el Evangelio.
“Y también lo necesita toda la familia humana para salir de esta crisis más unida y no más dividida. Ustedes saben que de una crisis como esta no se sale igual que antes, se sale o mejores o peores. Hay que tener el valor de cambiar, de ser mejores, mejores que antes. Y poder construir positivamente la post crisis de la pandemia”.
IPR
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