El Papa Francisco manifestó su profunda impresión después de haber recibido el informe del caso Juan Barros, sobre las acusaciones en su contra por encubrimiento de abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima
El Papa Francisco dijo sentirse con “dolor y vergüenza” y pidió perdón tras conocer los informes del arzobispo de Malta Charles Scicluna, enviado a Chile a investigar el presunto encubrimiento del obispo chileno Juan Barros sobre abusos sexuales cometidos a menores por el sacerdote Fernando Karadima.
El Papa argentino admitió haber “incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada. Ya desde ahora pido perdón”, afirmó en una carta que divulgó hoy la Conferencia Episcopal de Chile, reunida en Punta de Tralca, un balneario fuera de la capital Santiago de Chile.
En la misiva a los obispos chilenos, dijo: “Creo poder afirmar que todos los testimonios recogidos en ellas (las actas) hablan de un modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas y les confieso que ello me causa dolor y vergüenza”, señaló el papa Francisco.
“Escribo a ustedes, reunidos en la 115 asamblea plenaria, para solicitar humildemente vuestra colaboración y asistencia en las medidas que a corto, medio y largo plazo deberán ser adoptadas para restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia”, agregó la nota.
En el mensaje, Francisco no ofrece ninguna resolución sobre el caso Barros, aunque convoca a los obispos chilenos a Roma para “dialogar sobre las conclusiones de la mencionada visita y mis conclusiones”.
Enviado por el Pontífice, Scicluna llegó a Chile en febrero y por varios días recogió más de medio centenar de testimonios de quienes acusan al obispo Barros y a otros miembros del clero chileno de haber presuntamente presenciado y encubierto los abusos sexuales contra menores cometidos por el sacerdote Karadima, sancionado en 2011 por la Santa Sede a un retiro de por vida de sus funciones.
A pesar de las graves acusaciones contra Barros, en la gira pastoral que realizó en enero pasado a Chile, que incluyó también Perú, Francisco, en abierta defensa del religioso, declaró en esa oportunidad que el día que le trajeran pruebas iba a hablar.
“No hay una sola prueba en contra (de Barros), todo es calumnia”, subrayó entonces. La afirmación papal provocó irritación entre las víctimas.
Los encuentros de Scicluna se realizaron principalmente en la Nunciatura Apostólica en Santiago de Chile, hasta donde llegaron varios de los abusados por Karadima, como el médico James Hamilton y José Murillo, además de grupos de laicos que demandan la renuncia del obispo Barros, y algunas personas que solicitaron encontrarse con él para denunciar delitos cometidos por sacerdotes.
Barros, de 61 años, es actualmente el obispo de la diócesis de Osorno, en el sur de Chile, designado por el propio papa Francisco en 2015. Desde su llegada al cargo, feligreses de la zona han demandado su renuncia con algunas manifestaciones en las que incluso ha tenido que intervenir la policía.
El polémico caso del obispo de Osorno, que niega las acusaciones, cobró altura después de que acompañara al Papa Francisco en todas las misas que ofició en Chile, en el marco de la gira que realizó entre el 15 y el 18 de enero pasado.
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