El año pasado, el pontífice no pudo celebrar las misas de Año Nuevo a causa de una ciática, una afección nerviosa crónica que le causa dolor en la cadera
El papa Francisco no presidió la ceremonia de la víspera de fin de año en la Basílica de San Pedro, como estaba previsto el viernes, aunque sí pronunció la homilía.
Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, dirigió el servicio, mientras que el pontífice, de 85 años, con mascarilla, pasó la mayor parte del mismo sentado en los márgenes de la sala.
Según un portavoz del Vaticano, Francisco quiso que el cardenal presidiera la celebración. El cambio se anunció apenas tres horas después de que el Vaticano confirmara que el papa presidiría la ceremonia.
Francisco, que entró sin ayuda y parecía estar en buenas condiciones, estuvo sentado durante la mayor parte del servicio. Luego caminó hasta un podio y leyó su homilía, en ambos casos sin dificultad aparente.
El año pasado, Francisco tuvo que saltarse el servicio debido a un ataque de ciática que le causa dolor en una pierna.
Presidir la ceremonia habría requerido estar de pie, arrodillarse y sostener en alto una vasija de oro pesada que se usa para sostener la hostia de la comunión.
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La pandemia cobró gran importancia en el servicio, con un límite de varios cientos en el número de personas permitidas en la Basílica de San Pedro para el tradicional servicio de acción de gracias de fin de año conocido como el “Te Deum”.
El covid-19 también obligó al Papa a cancelar su tradicional visita al belén en la Plaza de San Pedro.
El Vaticano anunció ese cambio el jueves, diciendo que era para evitar que se reuniera una multitud.
En su homilía, Francisco dijo que la pandemia había hecho que muchos se sintieran perdidos y que en algunos casos se había extendido “una tentación de enfocarse cada uno en sí mismo”. “Pero nos levantamos de nuevo con un sentido de responsabilidad”, señaló.
Tradicionalmente, el papa visita el pesebre de la Plaza San Pedro después de las vísperas de fin de año, pero el acto se canceló el viernes por el temor de que el coronavirus pudiera propagarse entre la multitud reunida.
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CAB