El Papa Francisco viaja a Colombia para intentar ayudar a cerrar las heridas abiertas por el conflicto más largo de Latinoamérica, impulsado por un nuevo alto el fuego firmado con un grupo rebelde, pero perfectamente consciente de la fragilidad del proceso de paz en el país.
La visita, que arranca hoy y termina el próximo 10 de septiembre, incluirá visitas a Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena de Indias.
El Vaticano informó de que la ruta del vuelo ha sido modificada con relación a la inicial con el fin de alejar el avión de la influencia del huracán Irma, de categoría 5 y que actualmente está situado sobre las Antillas menores.
Durante su profundamente simbólica visita, se espera que el pontífice presione a los líderes colombianos para que aborden las disparidades sociales y económicas que alimentaron cinco décadas de rebelión armada, al tiempo que alentará al pueblo colombiano a equilibrar su necesidad de justicia con perdón.
En un mensaje en video difundido en la víspera de su partida, el Papa argentino pidió a todos los colombianos que den un “primer paso” y salgan al encuentro del otro por el bien de la paz y el futuro.
“La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla”, dijo. “Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos”.
A su llegada le esperará al pie de la escalerilla del avión el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y su esposa, María Clemencia Rodríguez Múnera, así como dos niños vestidos con traje tradicional.
Se celebrará una ceremonia de honor a las banderas de ambos países y bailes del folclore colombiano en honor del papa, pero no habrá discursos ya que la visita oficial comenzará al día siguiente en el Palacio de Nariño, residencia presidencial y sede del Ejecutivo.
Desde el aeropuerto, Francisco se trasladará en papamóvil unos 15 kilómetros hasta la nunciatura, donde le estarán esperando algunos grupos representantes de la sociedad colombiana para saludarle y recibir la bendición.
El momento álgido de la visita de Francisco se producirá el viernes, con una reunión y una oración de reconciliación entre las víctimas del conflicto y exguerrilleros en Villavicencio, una ciudad al sur de Bogotá rodeada por territorios controlados durante años por las FARC.
El evento estará lleno de simbolismo.
El pontífice beatificará a dos sacerdotes colombianos asesinados durante las décadas de conflicto con los rebeldes, declarándolos “mártires” víctimas del odio a la fe católica.
El encuentro estará presidido por uno de los símbolos más conmovedores del conflicto: una mutilada imagen de Jesucristo que fue rescatada de una iglesia en la localidad occidental de Bojaya luego de un ataque de las FARC con mortero en 2012.
Francisco es el tercer papa que visita Colombia tras Pablo VI en 1968 y San Juan Pablo II en 1986. Ambos emplearon sus viajes para mostrar solidaridad con las víctimas de la violencia, la discriminación y la pobreza e instaron a las autoridades gubernamentales a solucionar los problemas estructurales y sociales que habían hecho de la nación una de las más desiguales de América Latina.