“Dios es paz. Él nos guía siempre por el camino de la paz, nunca por el de la guerra”, dijo durante su visita en Kazajistán.
El papa Francisco advirtió este miércoles contra la instrumentalización de “lo sagrado” y “el fundamentalismo” ante líderes religiosos de todo el mundo participante en una cumbre en Kazajistán.
El papa Francisco dijo ante los jerarcas ortodoxos rusos y otros líderes religiosos que la religión nunca debe utilizarse para justificar el mal de la guerra y que Dios nunca debe ser un “rehén de la sed humana de poder”.
Este encuentro trianual, creado en 2003, estuvo marcado por la ausencia del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill, cercano al presidente Vladimir Putin y partidario de la guerra en Ucrania.
Mientras continúa la invasión rusa en Ucrania, Francisco inauguró una conferencia interreligiosa en la antigua república soviética de Kazajistán y retó a las delegaciones a unirse en la condena a la guerra.
Citó a un poeta kazajo para advertir que “el que permite el mal y no se opone a él no puede ser considerado como un auténtico creyente. Como mucho, es un creyente poco convencido”.
Entre un público de 80 imanes, patriarcas, rabinos y muftíes, estaba el metropolitano Antonio, encargado de las relaciones exteriores de la Iglesia ortodoxa rusa, que ha apoyado con firmeza la invasión rusa.
Se suponía que su jefe, el patriarca Cirilo, participaría en el congreso, pero canceló su asistencia el mes pasado.
Cirilo ha justificado la invasión rusa por motivos ideológicos y espirituales y la ha descrito como una batalla metafísica con Occidente.
Ha bendecido a los soldados rusos que van a la guerra y defendido la idea de que los rusos y los ucranianos son un mismo pueblo.
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Francisco no mencionó a Rusia ni a Ucrania en sus comentarios, que junto con el discurso del presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, daban comienzo a la reunión de musulmanes, cristianos, judíos, budistas, taoístas y otros grupos religiosos para fomentar el diálogo y la fraternidad interreligiosa como una fuerza de paz en el mundo.
Francisco dijo a los líderes religiosos que debían tomar la iniciativa para fomentar una cultura de paz, y dijo que era hipócrita esperar que los no creyentes fomentaran la paz si los líderes religiosos no lo hacían.
“Si el creador, al que hemos dedicado nuestras vidas, es el autor de la vida humana, ¿cómo podemos nosotros, que nos llamamos creyentes, consentir la destrucción de esa vida?
Conscientes de los errores y equivocaciones del pasado, unamos nuestros esfuerzos para asegurar que el todopoderoso nunca vuelva a ser rehén de la sed humana de poder”, aseveró
Francisco desafió entonces a los presentes a comprometerse con resolver disputas a través del diálogo y la negociación, en lugar de recurrir a las armas.
El discurso papal fue aplaudido por el centenar de delegaciones de 50 países distintos, que poco antes se había recogido en una plegaria silenciosa compartida.
A sus 85 años y con dolores de rodilla, el Papa llegó el martes a Nursultán para una visita de tres días al país más grande de Asia Central, en el que es su 38º viaje al extranjero desde su elección en 2013.
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CAB