Este lunes, declarado feriado nacional en honor a Isabel, cientos de miles de personas acudieron a Londres para presenciar el funeral de la reina más longeva del mundo
Gran Bretaña y el mundo se despidieron este lunes de la reina Isabel II en un funeral de Estado que reunió a presidentes y reyes, príncipes y primeros ministros, así como hasta un millón de personas en las calles de Londres, para dar un último adiós a una monarca cuyos 70 años de reinado definieron toda una época.
El ataúd de la reina Isabel II fue llevado en un carruaje de armas desde la Abadía de Westminster para una última procesión por el centro de Londres.
El funeral de Estado de la reina Isabel II tuvo lugar este mediodía (5 de la mañana hora del centro de México), luego de que el féretro con sus restos fuese trasladado a la Abadía de Westminster desde el Parlamento.
El cortejo fúnebre estuvo acompañado a pie por el rey Carlos III y otros miembros de la familia real, incluido el príncipe William, primero en la línea de sucesión al trono.
El féretro, cubierto por el estandarte real y con la corona imperial, circuló sobre el mismo carro de armas que ya transportó los restos del padre de la reina, Jorge VI, y de otros antiguos monarcas y dirigentes como el primer ministro Winston Churchill. Junto al carro van 142 miembros de la Marina Real.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dio un discurso en el que destacó la obra de la reina y señaló que muy pocos líderes reciben el caudal de amor visto por la reina.
Posteriormente, fue entonado el mismo tema que se compuso para la coronación de Isabel II en 1953.
Las lecturas corrieron a cargo de la primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, y la secretaria general de la Commonwealtlh, Patricia Scotland, mientras que también participaron diversos representantes religiosos de todo Reino Unido.
La ceremonia terminó con dos minutos de silencio extensibles a todo el país. En pie, los dos mil invitados mostraron sus respetos hacia una figura que ha visto pasar a 15 primeros ministros por Downing Street y que está considerada un símbolo de las monarquías a nivel global.
El himno, rebautizado como Dios salve al Rey, y la música tocada por el gaitero de la reina sirvieron como colofón al acto.
El lunes fue declarado feriado nacional en honor de Isabel y cientos de miles de personas acudieron a Londres para verlo. Mucho antes del inicio del funeral, las autoridades londinenses dijeron que todas las zonas para presenciar la ruta del cortejo fúnebre estaban llenas.
Se esperaba que millones más siguieran el funeral en vivo por televisión, y la multitud acudió a parques y espacios públicos británicos para verlo en grandes pantallas. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, señaló durante la ceremonia que “pocos líderes reciben el aluvión de amor que hemos visto” por Isabel.
Tras el funeral se celebraron dos minutos de silencio seguidos por el himno nacional y una pieza de gaita, antes de que el ataúd iniciara una procesión, escoltado por unidades militares con traje de gala y los hijos de la reina caminando detrás, hasta el arco de Wellington cerca del Palacio de Buckingham.
Allí se colocaría en un auto fúnebre que lo llevaría a Windsor para otro cortejo fúnebre por el Long Walk, una avenida de cinco kilómetros (tres millas) hasta el castillo de la localidad, antes de una misa en la capilla de San Jorge. Después será sepultada junto a su fallecido esposo, el príncipe Felipe, en una acto familiar privado.
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El funeral de Estado en memoria de Isabel II y el posterior entierro de la difunta reina simbolizarán el ultimo adiós de Reino Unido a quien ha sido su máxima institución desde 1952. La era isabelina tendrá su final definitivo con este funeral tras la multitudinaria asistencia a la capilla ardiente en el Palacio de Westminster y en una ciudad blindada.
Isabel II murió el 8 de septiembre en su castillo de Balmoral (Escocia), después de que su salud se viese resentida en estos últimos meses y apenas dos días después de nombrar primera ministra a la conservadora Liz Truss. La reunión entre ambas fue la última imagen pública de la reina.
Habían pasado 70 años desde el fallecimiento del anterior rey, Jorge VI, y aunque la mayor parte de la ciudadanía no vivió los fastos de entonces, el Gobierno y la Casa Real contaban con un protocolo detallado que determinaba qué hacer en los diez días posteriores a la muerte de Isabel II.
La elección de la Abadía de Westminster como escenario del funeral ya es en sí mismo un símbolo, puesto que el templo no acoge un acto de este tipo desde 1760, tras el fallecimiento de Jorge II. La propia Isabel II habría elegido esta abadía, que ya fue testigo de su boda y de su coronación, para facilitar una asistencia masiva.
El funeral tras la muerte del marido de Isabel II, el príncipe Felipe, se celebró en la capilla de San Jorge, en Windsor, en un ambiente íntimo, aunque sí se organizó una misa posterior en la Abadía de Westminster a la que asistió la entonces reina. Su imagen solitaria por las restricciones de la pandemia de Covid-19 dio la vuelta al mundo.
Sí se celebraron en Westminster, en cambio, los funerales de la madre de Isabel II, en 2002, y de la princesa Diana, en 1997, a pesar de que esta última ya no estaba casada por entonces con el ahora rey.
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CAB