
Después de escuchar y escribir mi editorial sobre el magnífico Mr. HACKMAN, me di cuenta de lo corto que me quede.
Más allá de los acontecimientos de su lamentable desaparición, lo inesperado fue su enorme aparición en todos los escenarios posibles.
Que de este conmensurable icono incluye una resiliencia indiscutible, por su increíble y monumental sencillez, humildad e incluso una mirada de inspiración para cualquier ser humano que se precie de serlo.
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Vaya ejemplar de luminosa humanidad cuando más lo necesitamos dentro del celestial universo, en el marco de la igualdad, los derechos y la libertad.
Los que establecen legados, merecen el respeto por la memoria del ejemplo y la justicia.
Así sea, si somos conscientes del amor real.
Como ejemplo de la legitimidad.
Respetuosamente.
Su amigo y servidor.
Carlos Mora Álvarez