El proyecto pretende entender lo sucedido, en términos paleoambientales en la región de Santa Lucía, vinculada a la posible asociación humana
Mediante un proyecto de investigación, encabezado por dos arqueólogos y dos paleontólogos, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), iniciará el estudio multidisciplinario de los yacimientos de fósiles descubiertos en los terrenos donde se construye el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en la Base Aérea de Santa Lucía, y que también comprenderá a Tultepec II, ubicado en San Antonio Xahuento.
Separados por una distancia de 14 kilómetros los yacimientos, la finalidad del proyecto es conocer 20,000 años de historia de la vida en el noroeste de la Cuenca de México, en lo que eran las orillas del lago Xaltocan, uno de los cinco lagos de dicha región, junto con Texcoco, Zumpango, Chalco y Xochimilco, y las posibles interacciones de esa fauna con las primeras poblaciones humanas, en esa región lacustre.
Así lo dieron a conocer Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y Felisa Aguilar Arellano, presidenta del Consejo de Paleontología, ambas instancias del INAH.
El proyecto paleontológico, titulado “La prehistoria y paleoambiente del noroeste de la Cuenca de México” pretende llevar a una propuesta conjunta, donde a través de la visión de la arqueología y la paleontología se buscará un mayor entendimiento de lo sucedido, en términos paleoambientales, en esa región, a través del análisis de la evidencia fósil, además de la información vinculada a la posible asociación humana.
“En tanto, el análisis morfológico y métrico de las osamentas nos puede arrojar información para hacer comparaciones con diferentes hallazgos aislados en el resto del país, toda vez que esta colección cuenta con más elementos representados. También se estudiará la evidencia pequeña que pudiera estar vinculada a este tipo de restos”, explica la paleontóloga.
La dependencia indicó que el apoyo de paleontólogos permitirá recrear ese espacio único y conocer aspectos sobre la biología de los mamuts: sus dietas, morfología, tallas, genética, así como los procesos de deposición y constitución en fósiles, a través de una serie de estudios a realizarse en distintos laboratorios del INAH y de otras instituciones, como la UNAM, que se suman al esfuerzo.
En los dos lugares se realizarán análisis desde varias áreas del estudio paleoambiental, para llegar a una reconstrucción completa de cómo fue la zona en el Pleistoceno Tardío. Participarán especialistas en polen, en minerales y en ADN antiguo.
Los paleontólogos comentan que es muy probable que los vestigios daten de entre 10,000 y 20,000 años, fechas arrojadas, generalmente, por los materiales fósiles hallados en la Cuenca de México; sin embargo, hay que esperar a hacer los fechamientos en laboratorio para tener su antigüedad con precisión, así como los estudios morfológicos y taxonómicos para corroborar las especies representadas.
Los mamuts de Santa Lucía permanecen dentro de la base aérea, en espacios donde ya se les dan los “primeros auxilios” en materia de conservación.
Asegurando que tan pronto como se descubre el material óseo, los huesos comienzan un proceso de desecado y deterioro, por lo que es necesario un tratamiento que evite un daño fuerte que comienza a pulverizarlos.
Desde la década de 1950, con la construcción de presas, el salvamento arqueológico ha sido aplicado por el INAH como una herramienta de investigación para avanzar en el conocimiento de espacios donde el desarrollo no se puede detener, como en la Ciudad de México y su área conurbada.
Ejemplos destacados son los salvamentos realizados durante la construcción de las líneas del Sistema de Transporte Colectivo Metro, así como el Proyecto de Arqueología Urbana (PAU) en torno al Templo Mayor de Tenochtitlan.
IPR
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