Además de ser el encargado de defender el territorio nacional y garantizar la seguridad interior, el Ejército Mexicano demuestra su amor por nuestro país
Una de las instituciones más respetadas, admiradas y valoradas en nuestro país es el Ejército Mexicano, legado histórico de luchas políticas, pero también garante de la defensa y soberanía nacional.
En el marco de su 106 Aniversario, el General de Brigada Julio Álvarez Arellano, director del Heroico Colegio Militar, señaló que actualmente las Fuerzas Armadas caminan hacia el desarrollo de sus instituciones y velan por la democracia mexicana.
En defensa del pueblo mexicano
La historia del primer Ejército independiente de México comienza en 1821 cuando el Ejército Trigarante se fusiona con las fuerzas armadas realistas y los grupos guerrilleros insurgentes.
El 27 de septiembre del mismo año, el general realista Agustín de Iturbide entró a la cabeza de la triunfalmente milicia a la Ciudad de México, representando la unidad de los defensores de la independencia de nuestro país. En ese entonces, el Ejército contaban con un total de 16 mil hombres.
Iturbide fue nombrado Jefe Supremo de las Fuerzas de Mar y Tierra con el título de generalísimo almirante, quien organizó de inmediato la administración pública con cuatro secretarías, una de ellas la de Guerra y Marina cuyo primer titular nombrado el 4 de octubre de 1821 fue el marino retirado Antonio de Medina Miranda.
El alto mando entonces quedó integrado por el generalísimo Iturbide, el teniente general Pedro Celestino Negrete, y cinco mariscales de campo: Anastasio Bustamante, Luis Quintanar, Vicente Guerrero, Manuel de la Sota Riva y Domingo Luaces, así como 11 brigadieres:Antonio Cordero, Melchor Álvarez, José Morán , Nicolás Bravo, José Joaquín de Herrera, José Antonio de Echávarri, Miguel Barragán, José Joaquín Parres, Juan Horbegozo, José Antonio Andrade y Manuel María Torres Valdivia.
En la antigua historia del Ejército Mexicano se han escrito grandes y memorables batallas victoriosas. Entre ellas destaca la ocurrida el 27 de octubre de 1838 cuando rechazaron el asalto de la armada española en el fuerte de San Juan de Ulúa que pretendían desembarcar en Veracruz.
Un año más tarde se daría origen a la Academia de Cadetes, con apenas un comandante (teniente) y once alumnos, que sentarían los precedentes de lo que hoy es el Colegio Militar, ubicándolo en el castillo de Perote, en Veracruz.
De mexicanos para mexicanos
El Ejército Nacional ha salido a la defensa del territorio mexicano en múltiples etapas de nuestra historia, como cuando se enfrentaron a los españoles que quisieron reconquistar México en 1825, y que a lo largo de tres años fueron repelidos en múltiples batallas.
Después vino la Guerra de Texas (1835), de los Pasteles (1838) y la invasión estadounidense (1914), luchas armadas en las que el Ejército tuvo importantes victorias pero en las que demostró áreas en las que era poco apto para el combate, según el historiador Vicente Riva Palacio, en su obra “México a través de los Siglos”.
“Sus jefes, más preocupados por obtener empleos bien remunerados y otros privilegios, principalmente Santa Anna actuaron, con sus excepciones, impulsados por la rapacidad y la traición”.
Después de la guerra con los estadounidenses la milicia mexicana quedó fragmentada, la oficialidad continuó como la principal fuerza política hasta el triunfo de la Revolución de Ayutla (1854) cuando un ejército popular, dirigido por viejos insurgentes o por oficiales improvisados, echó del poder a Santa Anna y acabó con los fueros militares y el, hasta ese momento conocido, Ejército Conservador que se aferraba a sus privilegios con la llegada de las Leyes de Reforma.
Este “nuevo” Ejército fue quien enfrentó a los franceses, uno de los más poderosos. El entonces presidente Benito Juárez decidió que la operación precisa sería actuar como guerrilla ante la incapacidad de hacerles frente con tácticas de “guerra convencional”, dispersándose en pequeñas guerrillas que no dieron descanso a los invasores. Tras una larga contienda, incapaces de dominar el territorio Mexicano, los invasores se vieron obligados a salir de México.
El resurgimiento del Ejército Mexicano
Con la llegada de la Revolución Mexicana en 1910, la rebelión maderista dio cauce para el surgimiento de gran número de estrategas sin formación militar como Francisco Villa y Emiliano Zapata, quienes organizaron a sus propios combatientes llamándoles “ejército” -villista y zapatista- sin que realmente lo fueran.
Al producirse el golpe de estado de Victoriano Huerta, muchos oficiales del Ejército Federal con alto espíritu de principios democráticos, se incorporaron a las fuerzas revolucionarias para vencer al gobierno espurio que había denostado la lucha armada, reconstituyendo un orden militar por medio de los Tratados de Teoloyucan que obligaron a disolverse a los pequeños movimientos.
Durante los primeros años de la Revolución Mexicana los ejércitos federales sumaban apenas 50 mil hombres y los rebeldes unos 200 mil combatientes. Estos “ejércitos revolucionarios” lograron el eclipsamiento del viejo ejército porfirista que en realidad databa de los años de Juárez.
El resultado de la evolución de las fuerzas revolucionarias emergidas del Ejército Constitucionalista, formó las bases de lo que actualmente conocemos como Ejército Mexicano, pues al ser sometido a la reorganización y modernización impuesto por el general Joaquín Amaro, las Fuerzas Armadas tuvieron una revalidación en grados para los altos oficiales e imposición de disciplina principalmente entre generales y jefes.
También se profesionalizó los cuadros de jefes y clases, combatiendo la corrupción y mejorando en todos sus sentidos los servicios del ejército.
La actualidad de México en la milicia
En la actualidad, el Ejército implementa tres planes de estrategia denominados DN-I, para enfrentar un país o fuerza extranjera enemiga que invadiera la nación, problema que si bien pudiera suscitarse, continúa siendo una remota posibilidad por ser México un país entregado a la paz, también está el plan DN-II el cual trabaja para combatir fuerzas internas que socaven la estabilidad de las instituciones como en el momento actual cuando sostiene un combate frontal al narcotráfico, lo que ha aumentado drásticamente la presencia militar y por último el Plan DN-III el cual atiende a la población civil en casos de desastres naturales como lo son huracanes y terremotos.
Con ello el Ejército recobra todo lo que pierde en un segundo; y es que el empleo del Ejército en tareas policíacas se ha desarrollado en México debido a la corrupción en los cuerpos policíacos municipales y estatales.
El Ejército Mexicano es el único en Latinoamérica que en más de tres cuartos de siglo no ha sido protagonista de un golpe de estado, atribuido según los estudiosos, a que su oficialidad no proviene de las capas oligárquicas, sino del proletariado y los sectores sociales medios.
Es por ello que la milicia y el pueblo mexicano responsable, trabajador y social, espera actuar como bien mencionó el presidente Benito Juárez, el 15 de julio de 1867 en su manifiesto expedido poco después de entrar triunfante en la Ciudad de México:
“Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
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