Una ley para aprobar una región contra el aborto abrió un frente de batalla entre izquierda y ultraderecha previo a las elecciones de diciembre
La propuesta del partido ultraderechista Vox sobre obligar a los médicos informar sobre latidos del corazón y ultrasonidos 4D a las mujeres embarazadas en Castilla y León, inspirada en una noma en Hungría del primer ministro Viktor Orban, dio alas al gobierno de izquierdas de España para alertar del peligro de estas fuerzas sobre los retrocesos en el derecho al aborto. Con ello se adelanta como un argumento central en un año de elecciones generales.
La idea es “favorecer la natalidad y apoyar las familias”, aseguró Juan García-Gallardo, vicepresidente de Castilla y León. De este modo profundizó en un tema recurrente entre corrientes ideológicamente similares, como la de Donald Trump en Estados Unidos.
En España, el aborto se despenalizó en 1985 y se legalizó en 2010. Es libre hasta la decimocuarta semana de embarazo y luego, con condiciones.
En estos momentos, está en trámite parlamentario una ley del gobierno para blindar el aborto en la sanidad pública. En septiembre del año pasado, el gobierno ultraconservador húngaro de Orban, al que Vox confiesa admiración, aprobó que las mujeres que quieran abortar sean confrontadas a “las funciones vitales” del feto.
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Combatir a la derecha en España “como a los rusos”
Por primera vez desde que nació en 2013, Vox forma parte de un gobierno regional, el de Castilla y León. Esto como socio minoritario de una coalición con el históricamente conservador Partido Popular (PP).
El experimento castellano-leonés está siendo muy observado, porque varias encuestas auguran que el PP ganará las elecciones legislativas nacionales de finales de año. Sin embargo podría necesitar el apoyo de la formación de extrema derecha para gobernar. Antes, en mayo, habrá elecciones municipales en una docena de regiones.
En lo que se percibió como una alusión a Castilla y León, el presidente de izquierdas del gobierno, Pedro Sánchez, usó su discurso del martes en el foro internacional de Davos para avisar del peligro de que la ultraderecha en Europa llegue al poder de la mano de formaciones moderadas.
“Tenemos que evitar que estas fuerzas políticas alcancen las instituciones. […] porque la amenaza es muy real, especialmente en aquellos países donde las fuerzas de extrema derecha tienen el apoyo de partidos conservadores tradicionales que les abren las puertas”, afirmó Sánchez.
“Los combatiremos con la misma determinación y convicción con que los ucranianos están combatiendo a las fuerzas rusas”, aseguró el dirigente. Esto tras asegurar que son instrumentos de influencia del presidente ruso Vladimir Putin.
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Alejar al PP de la centroderecha
El Partido Popular intenta desmarcarse de la polémica asegurando que esas medidas no se aplicarán, que no se transmitieron a los profesionales. Además acusó a Sánchez de estar “sobreactuando y haciendo propaganda”, dijo este jueves el portavoz del gobierno regional, Carlos Fernández Carriedo.
“Ni en Castilla y León ni en ningún lugar donde gobierne el PP, se puede coaccionar a ninguna mujer que quiere interrumpir voluntariamente su embarazo conforme a la ley”, insistió el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Asimismo, no ocultó su malestar con Vox, quien “se equivoca profundamente” iniciando una polémica que “está clarísimo” que beneficia a un gobierno con “muchos problemas”.
La controversia dejó atrás a otras que afectaban al gobierno de Sánchez, como la derivada de una ley para endurecer el castigo a los agresores sexuales —La ley ‘Sólo sí es sí”—. Ésta tuvo el efecto indeseado de reducir las penas de muchos, o las aparentes concesiones a sus socios parlamentarios del independentismo catalán tras la reforma al supremo.
En un comentario sobre la situación política española publicado el miércoles, Antonio Barroso, analista de la consultora internacional Teneo, estimó que Vox “intenta abrir una brecha en el PP impulsando iniciativas que alejen al partido del centro”.
Ahora, polémicas como la del aborto pueden servir a Sánchez “para movilizar al electorado de izquierdas aprovechando sus posibles temores a un gobierno PP-Vox”, continuó Barroso.
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