Un honor moderar la presentación del libro del maestro Arturo Ávila, “Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, otra visión”. En la misma participaron evidentemente el autor, el Dr. Javier Oliva y Juan Ibarrola especialistas en materias de seguridad nacional y aportando conceptos indispensables el General Secretario, Salvador Cienfuegos.
Como lo dije en esa ocasión, el Ejército Mexicano, debe y necesita de críticas. Debemos de tener presente que la formación de los soldados en ocasiones es incompatible con las exigencias de respeto a los derechos humanos. Pero nuestro ejército ha hecho un esfuerzo, integrando programas importantes para capacitar y reprogramar a sus efectivos en materia de respeto a las garantías fundamentales.
Pero si se va a emitir una crítica, el requisito fundamental es estar informado. Bienvenidas las críticas que, con una visión clara y basada en datos no controvertibles, en números.
Resulta paradójico que, de conformidad con el pacto social, primero esbozado por Hobbes y después por Rousseau, los ciudadanos entregamos la soberanía al estado, comprendiendo el uso legítimo de la fuerza para pacificar el territorio y no le damos al depositario de esa responsabilidad, en este caso la SEDENA, las garantías y el marco jurídico para que su actuar sea exitoso.
No se trata de exculpar violaciones a los derechos humanos, se trata de que el uso legítimo de la fuerza tenga extremos perfectamente establecidos, aunados a protocolos de actuación. En lugar de eso, estamos regateando el apoyo a quienes ponen los muertos y las lágrimas de las familias todos los días. Aclaró que estoy claro que las lágrimas y la sangre no sólo vienen del ejército, pero es un hecho que las bajas son importantes.
El general Cienfuegos dijo ese día algo muy claro, nunca pedimos esa ley de seguridad interior, y nunca ha habido un solo atisbo de militarización o un solo atisbo de desobediencia a la autoridad civil a a la que está supeditado nuestro ejército. La disciplina ha sido incuestionable, por lo cual, los ataques en sentido contrario y las voces que ven una militarización del país en la ley de seguridad interior, son mezquinas.
Del mismo modo, el general Cienfuegos dijo claramente que el ejército es, del pueblo y para el pueblo. Y quien lo dude que se meta a investigar cómo está conformado, su estructura geográfica y socioeconómica. El mismo general Cienfuegos es un ejemplo de esto. Un joven que sin recursos tiene que luchar por una beca para continuar sus estudios para finalmente ir al Heroico Colegio Militar. De ahí una vida de servicio hasta llegar al máximo puesto dentro de la SEDENA. Sin ser parte de ninguna élite, simplemente con trabajo y servicio al país.
Un ejército que lleva salud a las poblaciones, aunque existe una secretaría de salud, que lleva educación, aunque exista la SEP, que ayuda en desastres naturales, que apaga incendios y combate al narco, aunque no sea parte de su naturaleza. Mal negocio para aquellos que lo critican sin informarse, pues las encuestas lo sitúan cerca del 80% de confianza de la gente.
En el marco de las campañas electorales, quiero decirle a nuestros candidatos que, politizar la seguridad del país resulta un crimen en sí mismo. Que utilizar a nuestras fuerzas armadas, como botín político es una irresponsabilidad que pone en riesgo al estado mismo.
Por eso les pido que entiendan que tienen un ejército y una fuerza aérea excepcional, que ocupa el 4oº lugar de América y el 29oº en el mundo. Pero el punto fino es que el país destina apenas el 0.38% del producto interno bruto en el ejército y la fuerza área. Lo anterior ante inversiones cercanas a los dos enteros del PIB lo colocaría como el ejército más eficiente del mundo por su tamaña, resultados y gasto en comparación con todos los demás. Esto no lo digo yo, son simplemente datos duros.
Yo sin duda estoy orgulloso de nuestro ejército, de nuestro pueblo y de la forma en que dan la cara a diario por este país. No olvidemos que es la última trinchera. Lejos de atacarlo sin razón, enfoquemos la crítica, comprobemos los ilícitos y ayudemos a que puedan cumplir con su tarea, porque en ella, verdaderamente se nos va el país y la vida.
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