Diputadas al grito de ¡Ehhh Putooo! o será ¡Ehhhh Bruto!, solo les recuerdo que no están en un estadio tomándose una cerveza.
Un nuevo episodio ignominioso en el San Lazaro Spa & Club. Un grupo de finísimas diputadas espetaron el tradicional grito de: ¡ehhhhhh putoooo! a un diputado de Morena. Según las egregias legisladoras primero fueron provocadas por el diputado Ariel Juárez y después que lo que gritaron fue: ¡ehhhhh brutoooo! Al respecto del penoso incidente la CONAPRED emitió un comunicado conminando a las legisladoras a no utilizar el grito de porras pues es homofóbico. Explican que estas conductas abonan al ambiente de linchamientos a homosexuales en un país que valga en los lomos del machismo.
Coincido con la CONAPRED en que en este país la homofobia es un problema real y el machismo igualmente, pero reiteró lo escrito aquí, el famoso grito no lo considero como tal. Como ya lo he expresado la definición que de “puto” da el diccionario se la Real Academia Española, la máxima autoridad en el idioma castellano está muy lejana a la preferencia sexual de quién es señalado como tal. Dicen algunos activistas de los derechos de los homosexuales, que muchas veces ese término es el último que escucha una persona gay cuando es asesinada.
Por otro lado, hace unos días el TAS, el Tribunal de Arbitraje Deportivo, dejó sin efecto dos de las multas que la FIFA había aplicado en contra de nuestro país por el grito cuando el portero del equipo rival a México despejaba en partidos sancionados por ese organismo. Su consideración principal es que nada tenía que ver el mismo con una discriminación sexual en contra del guardameta contrario.
A todo esto, creo que lo anterior puede dejar claro la naturaleza del grito y que este nada tiene que ver con una persona homosexual. Esto no quiere decir que en México no existe la homofobia. De hecho la tasa más grande de homicidios no resueltos, tienen que ver con aquellos relacionados a los que se cometen por la preferencia sexual de la víctima. Me parece que lo que diga un homicida cuando asesina, no puede ser el rasero para calificar un adjetivo y mucho menos a un grito que se da en la diversión de un partido de fútbol. Aunque quiero dejar claro que respeto aquellos activistas que lo consideran incómodo, de hecho celebró que ayer en el partido de la NFL la gente se comportó de manera educada y el grito no fue tema.
Independientemente de la naturaleza del grito, no puedo creer que en la Cámara de Diputados, ahora conocida como el San Lazaro Spa & Club, un grupo de legisladoras lo utilicen en contra de su par de diferente filiación. Supongo que no les explicaron que son representantes de todos los mexicanos que depositamos nuestra soberanía en ellas. Creo que no tienen idea de que tienen la altísima responsabilidad de aprobar leyes y modificar las mismas para hacer de este un mejor país. Resulta aún más ridículo que expliquen que su grito fue “brutooooo” y no “putoooo”. Pues de cualquier forma si quieren gritar que se vayan al futbol y se compren unas cervezas, lo cual sería válido y resulta hasta catártico y ahí pueden gritar hasta que se les desgarre la garganta. Que les expliquen que no están en las luchas pidiéndole al “el hijo del Santo” que le parta la madre a Octagón, con un vasito de cueritos en la mano.
De César Camacho el líder priísta en la Cámara de Diputados, tengo la mejor opinión. Me parece un hombre claro, preparado e inteligente. Su trayectoria en la política ha transitado entre la discreción y la consecución de objetivos. No entiendo cómo un hombre serio como Cesar Camacho puede comprarles el cuento a las mitoteras en cuestión y defender lo indefendible. En este país, sobre todo en política, nadie se equivoca. Las disculpas se extirpan de los genes y neuronas de los políticos. Ni las piden ni las dan. No se equivocan, son poco más que perfectos. Deberían de entender que en todos los sectores y aspectos de la vida somos falibles y podemos cometer errores, reconocerlos nos engrandece y nos pone en el camino de enmendarlos. En el caso particular lejos de aceptar y ofrecer una disculpa, las priístas inventaron un cuento digno de un niño chiquito con la boca llena de chocolate, que niega haberse comido el pastel que su madre pidió no tocara y para colmo se llevaron, por su gusto, claro a Camacho.
Que si el morenista las insultó primero, que si esto o aquello. Solo pido a nuestros legisladores se comporten con la dignidad que exige el cargo que les encomendamos. Claro todo esto cuando dejen de ser unos huevones acomodaticios y no se tomen cuanto puente tengan enfrente, sobre todo tomando en cuenta que tienen muchos pendientes y nos quedan a deber siempre. Bonos, fiscales, vacaciones y viajes. Poquita, poquita abuela, que nos tienen como diría el gran German Dehesa: “up to the mother”.