El miércoles pasado, Saldos Koko, un establecimiento conocido por la venta de palets y con ocho años de operación, optó por liquidar su inventario después de una inspección realizada por personal del SAT.
El operativo fue transmitido en vivo por Alejandra, la propietaria de Saldos Koko, a través de su página de Facebook. Durante la transmisión, Alejandra denunció que los oficiales que participaron en la intervención de su negocio llevaban el rostro cubierto y no mostraron identificaciones.
Según Alejandra, los oficiales se negaron a proporcionar detalles sobre los motivos de la intervención y anunciaron que confiscarían toda la mercancía del local.
Durante la transmisión, Alejandra compartió que había recibido mensajes previos en los que personal del SAT BC le exigía pagos mensuales de $1,500 dólares y un anticipo de $20,000 dólares para permitirle continuar operando. Indignada por la situación, Alejandra declaró en vivo que preferiría regalar toda su mercancía antes que pagarles.
La noticia del operativo se propagó rápidamente, atrayendo a decenas de personas y medios de comunicación al local de Saldos Koko.
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Clientes y amigos de la propietaria mostraron su solidaridad con Alejandra, algunos llevando cartulinas de apoyo, mientras que otros se congregaron alrededor de una de las camionetas del SAT BC, coreando consignas como “ponchale las llantas”.
La tensión aumentó cuando Alejandra decidió cumplir su promesa y comenzó a regalar toda la mercancía a las personas que se acercaron, lo que generó una escena de caos controlado y solidaridad comunitaria.
Finalmente, Alejandra publicó un mensaje breve pero emotivo en su página de Facebook: “Con todo el dolor de mi corazón, cerramos Saldos Koko”.