La directora Mónica García Villegas sólo envió un “lo siento” a los docentes, quienes confiaron profesionalmente en el plantel durante 14 años, incluso inscribieron a sus hijos para que estudiaran ahí y también murieron durante el colapso del 19-S
Dos profesores del Colegio Enrique Rébsamen confiaron tanto en esa institución, que no sólo dedicaron más de una década de servicio a ésta, sino que la consideraron la mejor opción para que sus hijos estudiaran ahí desde el kinder.
Hoy, a un año del sismo del 19 de septiembre, sus hijos están entre los 19 niños muertos y la dueña de esta escuela, Mónica García Villegas sigue prófuga de la justicia, ni apoyo les ofreció a pesar de haber sido su directora y jefa durante muchos años. Con la caída del colegio también se desmoronaron la imágenes de prestigio y de orgullo que Fernando Flores tenía sobre la dueña de la institución. Él era maestro de historia desde 2004 y sus niños estudiaban ahí cuando sucedió el sismo; uno en kinder y otro en primaria.
“Fue una destrucción total, no solamente se cayó el colegio, sino que también se originó una destrucción en mi interior”, así es como Fernando Flores valora el derrumbe del colegio, a un año de la tragedia.
No sólo se vino abajo la estructura de su centro de trabajo; entre los escombros también quedó atrapado su hijo Santiago, Santi. Cuando Fernando sacó en brazos a su hijo muerto terminó por enterrar la idolatría que sintió por el colegio.
“Ha sido un año exageradamente lento, en términos de justicia, y lento al intentar reconstruirme como persona”, recuerda Fernando.
El profesor de historia apenas recibió de Mónica García Villegas, directora y dueña del colegio, un escueto y frío mensaje de “lo siento mucho.”
“Si como empleados decidimos entregar parte de nuestra vida y formar una comunidad que le dio estatus a su negocio, esperábamos que la directora se comportara de la misma manera, dándonos la cara y acercándose a nosotros, pero lamentablemente no sucedió así”, asegura a Excélsior el profesor que comparte el dolor con Laura, compañera docente del colegio, cuyo hijo también murió.
Fernando todavía habla en presente sobre Santi, porque continúa sin asimilar esta pérdida.
“No es fácil hablar de mi hijo en términos pasados. Me gusta hablar de Santi en forma presente, no puedo aceptar que él se haya tenido que ir por la culpa de la corrupción”, lamenta.
Otro duro golpe que Fernando recibió fue al enterarse de que Mónica García Villegas planeaba reabrir la escuela, pese a las 26 víctimas muertas y al gran dolor de las familias.
“En mi cabeza no concebía cómo siquiera podía considerarlo”, dice Fernando.
Las intenciones de Mónica García eran reactivar las clases en el Rébsamen, a la siguiente semana del sismo.
María Patricia Godoy, mejor conocida como miss Paty en el Rébsamen, también sigue sin poder creerlo. Ha tenido que asistir a terapias, primero dos veces a la semana, y luego una vez al mes.
La maestra fue uno de los testigos más cercanos en el momento del colapso del plantel. Ella estaba dando clases a 10 alumnos del 2b cuando empezó el sismo, cuatro de sus alumnas murieron.
Leonardo Farías sobrevivió al ser rescatado de entre los escombros. Miss Paty y cinco de sus alumnos sobrevivieron por no llegar a la ruta de evacuación, la cual, según les habían dicho, era la más segura, pero terminó siendo la trampa mortal.
“Estoy de acuerdo en lo que están haciendo los papás al exigir justicia porque no se perdió un mueble, se perdieron niñas y niños súper listos, inteligentes, cariñosos, muchos hijos únicos, qué bueno que luchen. Creo que sí debe haber un responsable por lo que pasó”, considera.
Uno de los momentos que más recuerda miss Paty antes del sismo, en el salón 2a, al cual también le dio clases, es cuando se presentó con los alumnos y escuchó a Santi explicarle que él no tenía uno, sino tres nombres: Santi Ronaldo Junior, en honor al futbolista Cristiano Ronaldo. “Incluso así se ponía en sus dictados de la escuela”, recuerda miss Patylú.
Al principio, Fernando estaba desconcertado cuando Santi insistía en tener una corbata, pues nadie vestía formal en su casa. Finalmente, descubrió que el pequeño pretendía imitar a su ídolo Cristiano Ronaldo, a quien veía por televisión vestido así, de traje y corbata.
El futbolista portugués, al conocer la gran admiración que el niño sentía por él, a través de un tuit que le envió la mamá de Santi, no sólo respondió vía digital: “En este momento de dolor envió a la familia de Santiago y a todas las familias que han perdido a sus seres queridos un enorme abrazo”, sino que invitó al estadio del Real Madrid a Fernando y a su familia, donde personalmente les entregó una playera autografiada.
Si algunos de los empleados del colegio Rébsamen más afectados por el sismo no recibieron apoyo por parte de miss Mónica, como sucedió con Fernando, Laura o Paty, los padres de familia quedaron completamente olvidados.
Debido a la ausencia de la directora o alguna autoridad académica durante las labores de rescate, los padres fueron revictimizados. Óscar Raúl Vargas Galicia se tuvo que enfrentar dos veces a la muerte de su hijo, Raúl Alexis.
Al llegar al colegio por Alexis, se enteró de que había muerto. Sin embargo, momentos después de esta trágica noticia, había regresado la esperanza de encontrarlo con vida, porque había recibido un mensaje en el que le explicaban que todo había sido una confusión y su hijo estaba vivo.
El impacto debido a las confusiones generadas provocaron que Óscar cayera inconsciente por más de una hora.
“Me desmayé. Se acabó todo para mí cuando confirmé que mi hijo estaba entre los 19 niños muertos. Fueron momentos terribles entre los que desconocíamos si mi hijo estaba vivo o no”, cuenta Óscar.
Y es que el caos que se vivió en el colegio Enrique Rébsamen luego del sismo, donde los rescatistas buscaron por más de un día a una niña inexistente, la famosa Frida Sofía, continúa teniendo secuelas a un año.
El 25 de agosto de 2018, tres días después de que la demolición del plantel iniciara, los padres de los niños que murieron entraron a los escombros con el consentimiento de las autoridades, con la intención de recoger las pertenecias de sus hijos, pero se llevaron la sorpresa de que prácticamente todo había desaparecido.
Mireya Rodríguez y Alejandro Jurado entraron al salón 2b, en donde todavía a un año podía leerse: “Tuesday September 19 2017”, “Adverbs of Frecuency”.
Entre las escasas cosas que pudieron recuperar de su hija estaba un lápiz con su nombre etiquetado en mayúsculas: “PAOLA MIREYA JURADO RODRÍGUEZ”.
“¿Cómo permitieron que se robaran las cosas de los niños, no se suponía que el colegio estaba resguardado? Nuestro reclamo nada tiene que ver con el valor económico de las cosas, es sentimental. Teníamos la esperanza de recuperar algo de Paola”, lamenta Mireya.
Carlitos de ocho años, también continúa extrañando a sus dos mejores amigos Santi y Raúl Alexis. Cada vez que habla de sus compañeros del colegio pregunta si también puede incluir a quienes murieron.
A su corta edad, comprende exactamente lo que sucedió y explica que se cayó debido a las irregularidadesen la construcción. Carlitos, quien estaba en el baño junto con Raúl Alexis, le pidió que no regresara por las escaleras cuando estaba temblando, pero su amigo insistió en subir por su mochila al salón. Ese fue el último momento en que lo vio con vida.
Carlitos ya no sueña con ser bombero, policía o doctor como la mayoría de los niños de su edad, ahora sólo quisiera ser arquitecto cuando sea grande.
Al preguntarle: ¿por qué, durante este año se le metió esta idea?, responde: “para que nunca se vuelvan a caer casas ni escuelas que maten a más niños”.
Juan José Serrano es parte de uno de los dos bufetes de la Barra Mexicana de Abogados que representan a un grupo de padres de niños y familiares de adultos que murieron en el Rébsamen. Coincide en que Mónica García Villegas es responsable de lo ocurrido en el predio, pero no la única.
“Creo que es una de las culpables, pero no la más grande; consideramos que ella tiene responsabilidad al construir ese inmueble arriba de su propio colegio; pero insisto hay culpables en todas las instancias y todos los ámbitos”, continúa.
Asegura esta acción colectiva es inédita dentro del Nuevo Sistema Acusatorio Penal, en la cual se busca una sanción verdadera contra los culpables, para que, efectivamente, en ninguna escuela se tengan que morir más niños.
“Obviamente no estamos conformes a un año del sismo. Quisiéramos que la dueña ya estuviera detenida, pues ella fue la que inició todo esto, ¿no? Ella fue quien nos engañó, aquí está en ruinas el castillo que nos prometió al inscribir a los niños. Nos falló. Su avaricia, negligencia e irresponsabilidad terminó matando a nuestros hijos”, reclama Mireya.
“La justicia es muy lenta”
A un año del sismo que provocó el colapso del colegio Enrique Rébsamen, Alejandro Jurado, padre de Paola, una de las menores que murió en el lugar, indicó que las investigaciones avanzan de manera lenta.
“Desafortunadamente la justicia es muy lenta en México, y va avanzando, muy lento, pero nosotros seguimos buscando justicia para los 19 niños y aún contra marea seguiremos”, indicó.
En entrevista reiteró que los demás padres de los menores que también murieron durante el colapso del colegio, no buscan resarcimiento moral “ni una indemnización” sino justicia.
Acusó a las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México y de la delegación Tlalpan, de ser negligentes y corruptas al no actuar en contra de la directora del colegio, Mónica García Villegas, quien construyó un departamento sobre las instalaciones educativas.
“Hay negligencias, omisiones y corrupción de los funcionarios que muy probablemente recibieron dinero, no lo sé, pero de que dejaron a la dueña hacer y deshacer en varias administraciones lo hicieron y no les importaron los niños”.
Agregó, “son muchas preguntas que tenemos, entre ellas ¿o las autoridades nos la están ocultando o realmente no quieren que aparezca (Mónica García) para que no salga a la luz todas las omisiones que se le permitieron en la delegación Tlalpan?”
Además, se deslindó de la reunión que sostuvieron algunos padres de familia de las víctimas del colegio Rébsamen con la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, al asegurar “nosotros no fuimos invitados”.
Trabajo especial Excélsior
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