El candidato republicano Donald Trump explicó que la idea la obtuvo del presidente de China, porque, dijo, allá no tienen problemas de drogas
Si Donald Trump gana en unas semanas la elección por la Casa Blanca, los narcotraficantes que México extradite a Estados Unidos enfrentarían automáticamente la pena de muerte.
El candidato prometió el viernes por la noche en encuentro con la Fraternidad de Policías de Charlotte que de ganar los comicios aplicará la pena de muerte a los narcotraficantes, a los traficantes de personas y a quienes asesinen a oficiales de la ley.
Donald Trump reveló que la idea de imponer la pena máxima a traficantes de drogas la tomó del presidente chino Xi Jinping, a quien calificó como un amigo “con el que se llevaba muy bien”.
El republicano que ahora tilda de “comunista” a su rival demócrata, Kamala Harris, recordó un diálogo que sostuvo con Jinping.
“Le pregunté ‘¿ustedes tienen algún problema de narcotráfico?’. No, ninguno”, le respondió el líder chino, según el republicano. “¿Y a qué se debe?”, cuestionó Trump, a lo que Xi Jinping respondió, según la versión del expresidente, que “a la pena de muerte, pena de muerte para los narcotraficantes”.
Trump concluyó: “Así que China no tiene ni el menor problema con eso; aunque el problema es que nos envían la droga a nosotros”, a Estados Unidos.
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El aspirante republicano dio esas declaraciones a unos días de enfrentar a Kamala Harris en el primer debate entre aspirantes presidenciales, en el que en el tema de la aplicación de la ley, Trump tiene varias desventajas, excepto porque en migración es de clara línea dura.
Harris es abogada, fue fiscal de San Francisco antes de ser fiscal general de California, y como senadora fue parte del comité judicial del senado; Donald Trump enfrenta 91 cargos en cuatro juicios, y ha sido encontrado culpable en al menos uno de ellos.
Asimismo, Trump visitó ayer Mosinee, Wisconsin, donde pronunció sin sonrojarse su recurrente rosario de insultos, exageraciones y falsedades, e hizo un retrato apocalíptico de Estados Unidos, una nación que para él es dirigida por una dictadura de izquierdas, “un régimen de pícaros”.
Trump y Harris están virtualmente empatados en las encuestas, con el republicano disfrutando del teflón que lo mantiene en la contienda pese a la montaña de escándalos y procesos judiciales que lleva a cuestas.