Tomar la decisión de donar los órganos puede salvar hasta 75 vidas, pero aun hay quienes no lo hacen por tener ideas erróneas sobre este procedimiento
De acuerdo con la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México hay más de 21 mil 800 personas en espera de un trasplante, pero sólo tres de cada mil podrán obtener una donación.
En cifras del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), 20 personas mueren diariamente en espera de un trasplante y es que en México, la cultura de la donación de órganos aun vive bajo la sombra de muchos mitos o creencias erróneas.
Esta es la lista de los mitos más comunes y aquí los aclaramos:
Si en el hospital ven que soy donante, no intentarán salvarme la vida.
Realidad. Cuando está enfermo o tiene una lesión y es hospitalizado, la única y verdadera prioridad es salvar su vida; sólo después de que todos los métodos para salvarle la vida hayan fallado, la donación se convierte en una posibilidad.
Tengo una condición médica, entonces no puedo ser donante.
Realidad. Cualquier persona, sin importar su edad o historial médico, puede inscribirse como donante. El equipo de trasplantes determinará en el momento de la muerte de la persona si la donación es posible; incluso si presenta una enfermedad, puede ser elegible para donar sus órganos o tejidos.
Soy demasiado viejo para ser donante.
Realidad. No existe un límite de edad para donar órganos, hasta la fecha, el donante de mayor edad en los EE. UU. tenía 93 años. Lo que importa es la condición de sus órganos al momento de su muerte.
Tal vez, no esté realmente muerto cuando firmen mi certificado de defunción.
Realidad. A las personas que han aceptado la donación de órganos se les hacen más pruebas (sin costo alguno para sus familias) para determinar que están realmente muertas que a aquellas que no han aceptado la donación de órganos.
La donación de órganos va en contra de mi religión.
Realidad. La donación de órganos concuerda con las creencias de la mayoría de las principales religiones. Estas religiones incluyen el catolicismo romano, el islamismo, la mayoría de las ramas del judaísmo y la mayoría de las creencias protestantes, pues la consideran un acto final de amor y generosidad hacia el prójimo.
Mi familia no podrá hacer un funeral con ataúd abierto si soy donante.
Realidad. La donación de órganos y tejidos no interfiere en la celebración de un funeral con ataúd abierto. El cuerpo del donante se viste para el entierro y se trata con cuidado y respeto, por lo que no hay signos visibles de donación de órganos o tejidos.
Mi familia tendrá que pagar la donación.
Realidad. La donación de órganos o tejidos no implica gasto alguno para los donantes o sus familias.
Soy menor de 18 años. Soy demasiado joven para tomar esta decisión.
Realidad. Muchos estados permiten que las personas menores de 18 años se registren como donantes de órganos, pero la decisión final seguirá siendo responsabilidad de tus padres o tu tutor legal. Conversa sobre tu deseo de convertirte en donante de órganos con tu familia y pídeles su consentimiento.
No olvides que la donación, se trata de dar un órgano, tejido o células de sí mismo a otra persona que lo necesita para vivir o mejorar su salud; los órganos más comunes de trasplantar son riñón, hígado, corazón, páncreas y pulmón.
Y también existe la donación de tejidos, siendo los más frecuentes las córneas, hueso, piel y tendones.
En caso que se desee ser donador se debe expresar esta decisión a la familia para, ante una potencial muerte, respetar la voluntad del fallecido y no dejar a los familiares la toma de una decisión en momentos difíciles por la pérdida humana.
Ser donante de órganos puede hacer una gran diferencia, y no solo para una persona. Al donar los órganos y tejidos al morir, puedes salvar o mejorar hasta 75 vidas.
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