Durante el “Domingo sangriento” murieron 14 personas. Fue uno de los episodios más trágicos de la historia moderna de Irlanda del Norte.
El 30 de enero de 1972, en las calles de Londonderry el primer batallón británico de paracaidistas disparó a manifestantes católicos de Irlanda del Norte que querían reivindicar sus derechos civiles.
Al inicio de 1972, el ejército británico había tomado el control de Londonderry, la ciudad de Irlanda del Norte que mira hacia el Atlántico y a la que los católicos le dicen Derry, como se llamaba antes de que sus tierras se volvieran propiedad, en el siglo XVII, de la ciudad de Londres.
Los dias anteriores a la masacre, jóvenes manifestasen, se reunían en el “aggro corner” (rincón de los enojados) dentro del barrio de Bogside, y lanzaban a las patrullas británicas piedras, palos de hierro, bombas molotov e , inclusive, bombas de clavos.
Los llamados vándalos se refugiaban detrás de las barricadas levantadas por el ejército republicano clandestino, que pretendía la unificación de los condados de Ulster a la República de Irlanda.
El primer ministro Ted Heath estaba decidido a llevar a Londonderry “la ley de su Majestad”: la orden a las tropas era desalojar el “aggro corner”.
El gobierno de Londres decidió enviar una compañía del regimiento de los paracaidistas que nunca se había utilizado para el orden público y armados con fusiles de alta velocidad, calibre 7,62 cuando se realizaba una manifestación por los derechos civiles que no tenía nada que ver con los vándalos del “aggro corner”.
El 30 de enero de 1972, en Londonderry, el primer batallón de paracaidistas británico disparó a los católicos de Irlanda del Norte que querían reivindicar sus derechos civiles.
La manifestación del 30 de enero de 1972 había sido convocada por la Northern Ireland Civil Rights Association, pero la protesta no estaba autorizada y los paracaidistas, con el orden de dispersar a los manifestantes, abrieron fuego, tras recibir la orden del coronel Derek Wilford.
El “Bloody Sunday” provocó la disolución del parlamento de Belfast, el incendio de la embajada británica en Dublín y en Irlanda del Norte una oleada de adhesiones al IRA.
Entre las 14 víctimas, ocho tenían menos de 23 años, casi todos estaban huyendo o ayudando a otros heridos, y algunos incluso fueron asesinados mientras agitaban un pañuelo blanco o gritaban “no disparen” con los brazos alzados.
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