La movilización de reclusos tiene como objetivo eliminar las células delictivas que operan dentro de los penales
Tanto en el interior como en el exterior del penal de Topo Chico en Nuevo León, se vivieron momentos angustiantes debido a las protestas de los reos por el traslado de algunos que son considerados de alta peligrosidad.
La noche del martes y la madrugada del miércoles se realizó el movimiento de los reos, el operativo montado para el traslado fue lo que provocó la inconformidad de los reclusos.
Familiares de los internos se dieron cita a las afueras del penal, buscando saber de sus seres queridos y amenazaron con bloquear la avenida Rodrigo Gómez en demanda de información.
Fueron ellos quienes a través de redes sociales difundieron la información acerca de los disparos. Dos personas resultaron heridas por estos hechos.
El traslado de reos tiene como finalidad acabar con la mafia que existe dentro de los penales: autogobierno, cobro de cuotas, motines y homicidios.
De acuerdo con fuentes de gobierno, la intención es desarticular células delictivas que funcionaban desde el interior de los penales, así como aliviar la sobrepoblación existente en los mismos.
“Todavía hay crimen organizado en el sistema penitenciario y éste es un esfuerzo de reingeniería penitenciaria del gobierno de Nuevo León para recuperar el control, y en adelante sean centros de reinserción donde la autoridad mande”, dijo Eduardo Guerrero, asesor penitenciario del gobierno de Nuevo León.
Alrededor de 504 reclusos de los penales de Topo Chico, Apodaca, el femenil de Escobedo y Cadereyta, fueron trasladados a dos centros de reinserción federales, uno en Gómez Palacio (Durango) y el otro en Ramos Arizpe (Coahuila).
Al momento de su captura, los internos que fueron trasladados pertenecían al Cártel del Golfo, Cártel del Noreste y a Los Zetas.
Las autoridades informaron que dentro de los mismos reclusorios, los internos que se quedaron fueron reasignados a diferentes áreas para evitar la formación de grupos delictivos.
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