
A cuidarla porque se acaba
Día mundial del agua. Dentro de un par de días, se celebrará en todo el dañado Planeta Tierra, este día tan caro a nuestras conciencias, si entendemos en nuestra región el problema del agua como algo amenazante y angustiante según pasan los años y nuestra lastimada ecología resiste los embates de una crecida población mundial que demanda este vital líquido.
Las lluvias -benditas- de la semana que pasó, brindaron alivio momentáneo a la sed de estas tierras, mayormente secas que habitamos y son el prolegómeno de un cambio de estación y de conciencia, el mensaje es claro, cuidar el recurso es obligación de todos.
Por un lado, en nuestro México y especialmente en Baja California, las lluvias que recibimos son escasas y cae del cielo mucho menos que lo necesitado. El suelo sigue con poca humedad y eso trabaja en contra de la fertilidad, estamos transitando las puertas de la primavera, donde el sol empieza a calentar más, anticipándose a un verano, que como está sucediendo ahora en otras partes del mundo, el calor llegó a elevadas cifras.
Al comenzar este 2025, el cercano Estado de California nos deja un ejemplo a seguir en el consumo de agua, hace ya un par de años, los habitantes del país vecino, han ahorrado mucha, de manera tal que en este año que corre, la sequía no será un problema para ellos por contar con suficientes reservas, por encima de sus promedios históricos. Además lanzaron un proyecto millonario, que sumará capacidad para más de 2.4 millones de litros.
Las cifras no mienten y el ahorro funciona, no hay dudas. De cualquier forma, para nosotros ‘las luces siguen encendidas’ y habrá que extremar precauciones en el uso del agua, predicando con el ejemplo a la vista, para evitar contribuir a peores males.
Difundir sistemáticamente y sin intermitencias
Hace mucho tiempo que insisto en este sonado asunto del agua. Los medios de comunicación deberían tomar la posta -que muchas veces el gobierno en turno hace a un lado, dejando a los educadores públicos y privados en esa tarea- y crear en sus espacios de información, editoriales, columnas y tribunas que verdaderos especialistas en el tema ambiental manejen con destreza y convicción, para que el público masivo entienda y acepte este grave problema como ‘algo suyo’ y desde sus pequeñas trincheras del hogar empiecen a educar a los más jóvenes sobre la importancia de ahorrar agua y no sólo contemplado desde la óptica de como gastar menos dinero, sino como parte vital de nuestro buen desarrollo presente y futuro. Enseñarles a los niños, jóvenes y adultos apáticos, que sin agua no hay alimentos, que el cuidado de la misma servirá, entre otras muchas cosas, para preservar el medio ambiente, crecer en armonía y prevenir enfermedades.
No utilizar la excusa de la falta de agua para fines políticos o electoreros, porque ese hecho no sólo está reñido con la ética, sino que presenta un acto criminal injustificable.
Si los medios masivos –incluidas las impactantes redes sociales-, trabajaran junto con las empresas en pro de una conciencia colectiva positiva y monolítica, habremos logrado que los mensajes de los expertos y las opiniones generales constructivas, comuniquen a tiempo y sin intermitencias a quienes tiene que llegar el mensaje de la mejor manera. Como resultado óptimo, tendríamos una población mejor informada y concientizada sobre tópicos ambientales, por ende mejores guardianes, presente y futuro, de este invaluable e imprescindible líquido para la vida de todos los que habitamos la Tierra.
Una realidad incuestionable
Es algo que ya no podemos desoír, sin tonos amarillistas pero sí reales, en el año que corre son más de 6 millones de personas que mueren cada año en el mundo, en las zonas más carenciadas, por beber agua contaminada y por ende multiplicarse las enfermedades fatales.
Hoy, ni los poderosos adelantos tecnológicos alcanzan para aliviar la escasez mundial de agua que pueda resultar potable –según los estudiosos del tema, para el año 2028, más de dos mil quinientos millones de seres humanos no dispondrán de agua bebible-. Cada año la cifra va en aumento, conforme la explosión demográfica mundial sigue haciendo sus estragos proveyendo cada día más bocas sedientas que piden ser abastecidas y campos semidesérticos más secos incapaces de producir los alimentos básicos que requiere la gente. Por ahora resulta difícil sostener la tesis de que podemos remediar este mal quitándole la sal a las aguas marinas, resultaría inviable por los altos costos que implican estos complejos procesos. Además, siguiendo con lo que dicen los expertos, se está erosionando rápidamente el top soil de la cubierta vegetal y orgánica que fertiliza el suelo terrestre (una capa de dos centímetros que exige mil años para regenerarse), en la actualidad, más de 2000 millones de hectáreas de tierra cultivable y pasto –una extensión del tamaño de los Estados Unidos y México juntos-, están completamente degradadas. El cálculo más optimista nos dice, que si la degradación y la desertización continúan en el acelerado ritmo actual, en menos de cincuenta años, por ejemplo, el continente africano perderá la mitad de su tierra de cultivo, peligrando la sobrevivencia de su población mayoritariamente pobre.
El mensaje final es como el del principio de esta comuna, por favor, cuidemos y enseñemos a proteger el medio ambiente contra su desequilibrio y maltrato, es como violar reglas de higiene y orden dentro de nuestra propia casa. Los invito a que empecemos por el agua, el bello mundo esférico que habitamos y los que deseamos un cambio, a partir de la prevención, le estaremos eternamente agradecidos.
José Alfredo Ciccone