Ahora que si no quieres ser tan radical como lo es la sordoceguera, sólo observa cuántos accesos para discapacitados encuentras en la calle y los obstáculos que enfrentarías
En el día Internacional de la Sordoceguera imagina cómo sería tu mundo si en este momento dejaras de escuchar. Los cambios que tendrías que hacer y las cosas que deberías volver a aprender. Ahora súmale perder la capacidad de ver.
El mundo tal y como lo conoces sin imagen ni sonido. Un cambio radical en tu estilo de vida. Tener que concebir las cosas a partir de recuerdos, en un país nada amigable ante las necesidades de los discapacitados.
Es más, hoy, en el Día Internacional de la Sordoceguera intenta ponerte en los zapatos de quienes han perdido alguno de sus sentidos.
Ponte a pensar lo que sería llegar a comprar un café, pero sin las posibilidad de escuchar. O trata de hacer todas las actividades desde que te levantas, hasta que sales a la escuela o el trabajo, con lo ojos cerrados.
Ahora que si no quieres ser tan radical, sólo observa cuántos accesos para discapacitados encuentras en la calle. Los obstáculos que tendrías que enfrentar si estuvieras en silla de ruedas.
Y ni qué decir de todas las personas que quizá no sabríamos cómo apoyar a alguien que no ve, no escucha o no habla y que de repente nos pida un poco de ayuda.
Este día pone en perspectiva las verdaderas prioridades de este mundo. Un mundo que se ufana de ser inclusivo, debate acaloradamente si es mejor decir: todos, todas o todes.
Pero que no le interesa aprender a leer braille, saber como se dice Hola en lenguaje de señas o la mejor forma de comunicarse con un autista.
Si piensas que es complicado, entonces te invito a conocer la vida de Helen Keller, una mujer que nació un día como hoy pero de 1880. Perdió la vista y el oído al año y medio de edad.
Sin embargo, su tenacidad e inteligencia la hicieron crear formas para poder comunicarse con las personas a su alrededor.
Y con la ayuda de Annie Sullivan y Alexander Graham Bell, crear un lenguaje utilizando los movimientos de los dedos en la palma de la mano.
Un triunfo de un equipo de personas que no dejaron que las limitantes de su tiempo las detuvieran, pero sobre todo que notaron en la perseverancia de Hellen un camino que daría respuestas a miles personas con ese tipo de discapacidad.
El resultado, una mujer que fue oradora, escritora y una activista sobresaliente en la promoción del voto femenino, de los derechos de los trabajadores y ganadora de la Medalla de la Libertad.
Egresada de Cambridge y una prueba más de que las limitaciones nos las ponemos nosotros. A todos ellos, muchas gracias.
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