¿Empezaremos a pensar que el cáncer que se vivió en Culiacán quizá está más cerca de nosotros de lo que nos gustaría reconocer?
Hoy no es día de chairos ni fifis. Hoy no es día de a ver quien gana en los tuits. Hoy es el día después en que se confirmó que la delincuencia realmente está organizada. Ayer Culiacán fue el lugar donde uno de los tantos vasos se derramó.
Se comprobó a través de decenas de videos ciudadanos, la fuerza armada con la que estamos coexistiendo en este país.
¿Es el resultado de una operación fallida? ¿Se actuó en beneficio de la ciudadanía? ¿La estrategia ponderó al mal menor? No lo sabemos, lo que si sabemos, es de quién fue la bota que quedo arriba en este round, sin duda uno de los más fuertes, en esta pelea que ya no se sabe a cuantos episodios está de terminar.
El narco hace lo propio y las autoridades lo que pueden. Y mientras tanto, los niños preguntan a sus padres la razón de los disparos mientras se protegen detrás de un automóvil.
Las madres corren con sus hijos en brazos esperado que al menos lo más valioso que tienen pueda llegar protegido a la casa de un buen samaritano que decidió ofrecer protección a sus paisanos.
Y mientras tanto ¿qué pasa en el resto del país? Llegaremos al fin de semana cambiando de página al capítulo, pues total, no fue en mi Estado. O empezaremos a pensar que el cáncer que se vivió en Culiacán quizá está más cerca de nosotros de lo que nos gustaría reconocer.
Por eso propongo que a partir de hoy seamos todos mexicanos. Haciendo a un lado esas formas de pensar que en nada abonan a la mejora de este país. Porque una vez más lo comprobamos, la delincuencia está organizada y nosotros ¿para cuando?
Ojalá sirva la muestra de ayer para empezar a hacer las cosas bien. Para que quizá a nuestros hijos les pueda tocar vivir en un México que aguanta como pocos. Por eso desde hoy practica lo que está bien. Manda a volar el agandalle, estudia para que no te quede como opción tomar un arma.
Deja de hacer transas. No te quieras pasar de listo ante las debilidades de los demás. Esfuérzate y gánate las cosas de manera honesta y sin dádivas, pues ahora necesitamos ciudadanos y no votantes.
Medidas que en este momento podrían parecer banales pero que a futuro son las que hacen los cambios que forjan los mejores cimientos. Pues si no aprendemos a civilizarnos entre los buenos, al rato será un sálvese quien pueda, ante los malos.
Por lo pronto va desde aquí un abrazo a Culiacán. Un espejo de lo que hemos hecho de este México y que ojalá no se empiece a replicar en ninguna otra entidad.
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