El lunes pasado, Gisela Gaytán fue despedida por sus seres queridos, amigos y colegas de campaña después de ser asesinada.
Gisela Gaytán fue despedida con vítores de “Presidenta”, un estruendoso aplauso y con una ceremonia religiosa en la que el sacerdote invocó una maldición por siete generaciones sobre los responsables del asesinato de la candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, quien perdió la vida el lunes pasado.
Familiares, amigos y colaboradores de campaña llenaron el Templo de la Inmaculada Concepción para rendir homenaje a la candidata, nacida en 1986 en una familia arraigada en la colonia Benito Juárez, pero cuya vida fue truncada en el poblado de San Miguel Octopan, durante su primer acto de proselitismo.
El sacerdote afirmó que el crimen no quedará sin castigo, “tal vez sí, ante los humanos, pero no ante Dios; les aguarda la destrucción y un sufrimiento atroz”.
El párroco de la iglesia de la Santísima Trinidad en Tacubaya, Ciudad de México, quien también es amigo de la familia de la víctima, continuó denunciando a los criminales frente a los sorprendidos asistentes. Además, señaló que la ciudad de Celaya es responsable de la muerte de la joven abogada, ya que sus habitantes han tolerado la impunidad y el dominio de unos pocos cobardes.
Por ello, afirmó que Gisela Gaytán se ha convertido en una mártir de la democracia. Tras la lectura del Santo Evangelio, pasadas las 14 horas de este miércoles, Corres Cadavieco también dirigió sus palabras al gobernador Diego Sinhue, así como a todos los funcionarios de orden federal e incluso a la Guardia Nacional, deseándoles “insomnio” y que no puedan conciliar el sueño después del crimen cometido.
La candidata de Morena al Gobierno de Guanajuato, Alma Alcaraz, y el aspirante al Senado Ricardo Sheffield, también escucharon al sacerdote católico.
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También estuvo presente en la misa Adrián Guerrero Caracheo, candidato a la primera regiduría de Celaya, quien expresó estar bien y se negó a hacer más declaraciones.
Guerrero Caracheo estaba acompañado por elementos enmascarados de la Guardia Nacional, lo que generó preocupación entre los dolientes, quienes nunca habían visto armas largas dentro de una iglesia.
Sobre el ataúd de madera de color canela se encontraba un gran ramo de claveles blancos, y alrededor de él estaban siete familiares de Gisela Gaytán. Frente al ataúd estaba su retrato en tamaño afiche, iluminado por la llama de una gran vela.
En el exterior del templo, vehículos del Ejército Mexicano, Guardia Nacional y Policía Municipal custodiaban a los asistentes, en contraste con la falta de seguridad del pasado lunes.
Al finalizar la misa, estallaron aplausos y cánticos en honor a Gisela Gaytán, y su ataúd fue transportado para su descanso eterno.