A casi un año y medio del inicio de la pandemia en México, diversos estudios nacionales e internacionales han revelado que niños y adolescentes conforman una población vulnerable a esta crisis sanitaria.
La crisis sanitaria propició un aumento en la desnutrición infantil, que se tradujo en “una pérdida involuntaria de más de 10 por ciento de su peso, en particular de masa corporal” debido al desempleo, reducción de ingresos familiares, falta de acceso a alimentos nutritivos, interrupciones de servicios de salud, nutrición y protección social, de acuerdo con especialistas del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF).
Por ello, los niños en condiciones de vulnerabilidad y cuyas familias fueron afectadas en su economía a consecuencia de las medidas de contingencia derivadas de la pandemia del covid-19, el SNDIF reforzará el programa de comidas en las escuelas y las cuales “muchas veces son el único alimento que consumen en un día”.
Este tipo de iniciativas “constituyen un aliciente para el regreso a clases presenciales”, coincidieron organismos internacionales y especialistas del SNDIF.
A casi un año y medio del inicio de la pandemia en México, diversos estudios nacionales e internacionales han revelado que niños y adolescentes conforman una población vulnerable a esta crisis sanitaria, que llevó a la suspensión de clases para evitar la propagación del virus, con graves consecuencias para su desarrollo personal, físico y académico.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), esto ha provocado rezagos en educación, aumento en niveles de estrés y ansiedad,violencia doméstica, sedentarismo y problemas de mala nutrición por la reducción del ingreso en el hogar, entre otros factores.
La Unicef considera que las comidas escolares son especialmente importantes para niños, pues en muchos países pobres, la promesa de un alimento al día puede ser suficiente para que las familias de pocos recursos manden a sus hijas o hijos a la escuela.
El cierre de escuelas incrementa la carga económica a las familias y el trabajo de niñas y mujeres adultas, al quedar al frente de tareas domésticas adicionales y, en el caso de las niñas, al cuidado de hermanas o hermanos menores y el quehacer del hogar a expensas de su aprendizaje.
Por su parte, especialistas del DIF Nacional resaltaron la importancia de priorizar la reapertura de escuelas y establecer todas las medidas posibles para que se realice de manera segura; aprovechar los beneficios de los programas de alimentación escolar para alentar a niños en condición de vulnerabilidad, a regresar a la escuela después de una crisis.
A través del Programa de Desayunos Escolares, el Sistema Nacional DIF, en coordinación con los Sistemas Estatales y Municipales, contribuyen al acceso de la niñez en edad escolar sujeta de asistencia social, a alimentos inocuos y nutritivos, mediante la entrega de desayunos calientes, diseñados con base en criterios de calidad nutricia, y acompañada de acciones de orientación alimentaria, aseguramiento de la calidad y producción local de alimentos.
Por esta vía, se distribuyen 6 millones 92 mil 103 raciones alimentarias diarias en 80 mil 746 escuelas de nivel preescolar, primaria y secundaria, de las cuales, 50 por ciento se otorga en su modalidad caliente a través de las casi 40 mil cocinas escolares instaladas en los 32 estados del país.
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