El hombre murió un viernes y su cuerpo debía ser tratado con técnicas de criopreservación, según un contrato que él mismo firmó en vida, pero el cadáver permaneció todo un fin de semana en la morgue de Santa Bárbara
Una larga batalla legal una organización estadounidense de criopreservación que debía congelar para el futuro el cuerpo después de que, contrario a lo establecido en un contrato suscrito previamente, Kurt Pilgeram, hijo del hombre a conservar, recibió por correo y sin previo aviso los restos cremados de su difunto padre, con excepción de la cabeza.
Su progenitor, Laurence Pilgeram, doctor en bioquímica de la Universidad de California en Berkeley, era un entusiasta de la criónica —tecnología que permite preservar los cuerpos de seres humanos a temperaturas extremadamente bajas, con el propósito de reanimarlos en un hipotético futuro— y había ofrecido charlas públicas sobre el tema desde 1971.
El hombre murió el 10 de abril de 2015 en las afueras de su casa, en la localidad californiana de Goleta, y su cuerpo debía ser tratado con técnicas de criopreservación, según un contrato que él mismo firmó en vida con la Fundación para la Extensión de la Vida (Alcor).
La muerte de Pilgeram ocurrió un día viernes, y la compañía criónica no estuvo disponible durante todo el fin de semana. De tal modo, el cuerpo permaneció ese tiempo en una morgue judicial del condado de Santa Bárbara, hasta que finalmente fue trasladado a las instalaciones de Alcor el lunes siguiente.
La demora se debió al hecho de que las autoridades judiciales “no entendieran el procedimiento” de la compañía de criopreservación y retuvieron “el cuerpo para una posible donación de órganos”, ignorando el brazalete que el difunto portaba al momento de su muerte y que indicaba su voluntad de ser preservado mediante esta técnica, indicaron desde la fundación.
“Afortunadamente no se practicó ninguna autopsia”, lo cual evitó “cualquier daño invasivo”, pero “la gran demora dejó al congelamiento inmediato como la última opción disponible”, aseguró la compañía. Por otra parte, precisa que el cuerpo debió ser sometido a una “neuro separación” con el propósito de congelar solo la cabeza, ya que era “médicamente imposible” preservar el resto del cuerpo.
Sin embargo, Kurt Pilgeram insiste en que en el acuerdo firmado con la compañía, su padre indicó su expreso deseo de “poner en suspensión [criónica] la totalidad de los restos biológicos” que pudieran ser recuperados tras su muerte, “sin importar la gravedad de los daños” que hubiese sufrido “por efecto de causas tales como incendio, descomposición, autopsia, embalsamamiento y otras”.
Pilgeram hijo sostiene que la cremación redujo las posibilidades de que su padre sea revivido en un futuro, por lo cual acusa de incumplimiento de contrato y exige la devolución de la cabeza congelada a la familia del fallecido, así como de los 100,000 dólares de garantía pagados en el marco del acuerdo.
En respuesta a la demanda entablada, en noviembre de 2017 Alcor también demandó por incumplimiento de contrato –entre otras acusaciones– en el Tribunal Superior de California. Mientras que en marzo pasado, Pilgeram presentó una contrademanda en la que exige el pago de un millón de dólares para compensar la “enorme angustia emocional” que le ha causado la compañía.
La próxima audiencia por el caso tendrá lugar en la citada corte en enero de 2019, esperando que en esa ocasión se establezca la fecha definitiva del juicio.
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