Este fin de semana, un grupo reducido de bajacalifornianos participaron en un ejercicio bajo un método que fue contrario a cualquier proceso de democracia
En México vivimos en una forma inacabada de gobierno en la que el poder político se supone que es ejercido por los ciudadanos. Dentro de una doctrina política en donde la soberanía reside en el pueblo que ejerce el poder directamente o por medio de representantes.
Intentamos ser una especie de sociedad que cree practicar la igualdad de derechos individuales sin importar raza, credo o preferencia sexual. Una población enfundada en la bandera del pluralismo en donde supuestamente en conjunto tomamos las mejores decisiones.
Así más o menos interpreta la Real Academia de la Lengua, a la democracia. Un sistema político en donde el pueblo elige y controla a sus gobernantes, en procesos que de repente pareciera que se nos salen de las manos.
Este fin de semana, un grupo reducido de bajacalifornianos participaron en una consulta en donde la respuesta quedó establecida antes que la pregunta. Bajo un método que tanto en forma, como en fondo, muestra y representatividad fue contrario a cualquier proceso ético estipulado por la ciencia.
Un ejercicio que buscó validar y dividir. En donde incluso ahora el propio Instituto Nacional Electoral estudia los mecanismo legales para interponer una acción de inconstitucionalidad.
Y así evitar un atropello a algo que tanto nos ha llevado construir, nuestra democracia. Una democracia que cuide de todos, basado en reglas claras y vigentes al tiempo y no cambiantes según intereses personales o partidarios.
Tenemos que aprender a jugar sin dados cargados y no olvidar que el diablo está en la interpretación de las preguntas, pues quien tenga un poco de curia sabrá que según la interrogante, un ávido encuestador podrá sacar un sí o un no, de una misma persona.
Es más, si yo les pregunto si quieren que suba el precio del transporte público, quizá la mayoría me dirían que no. Pero si yo les pregunto, si aceptarían un aumento a cambio de un transporte limpio, seguro, sin vendedores y con asientos para todos, seguro muchos no, cambiarían por si.
Ahora imaginen esta manipulación de resultados, en un juego donde la honestidad y la ética son borrados de la lista.
La democracia no llegó con esta Presidencia, sino que gracias a la democracia, incompleta o perfectible que teníamos, obtuvimos a esta Presidencia, que ha prometido defender al país y a sus gobernados. Hagamos equipo para que esto suceda y a pesar de los apasionamientos no dejemos que nos arrebaten lo que tanto nos ha costado construir.
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