De acuerdo con la viuda, Gonzalo, cuyo cuerpo fue el cuarto en ser rescatado, ‘Cuchufleto’ lo acompañaba a su trabajo, y se metía a la mina un rato
Cuchufleto es perrito que vive en Muzquiz, Coahuila, que se ha hecho viral debido a que se quedó sin su amigo humanos, después de que éste muriera sepultado en la mina Mayran, donde trabajaba.
La historia del ‘Cucho’, llamado así de cariño, fue dada a conocer por Sandra Idalia Briseño, viuda del minero Gonzalo Cruz Marín, de 55 años.
“El perro lo seguía mucho cuando él se iba a trabajar (tenía dos turnos, de día y noche). Iba con él, lo acompañaba de ida y vuelta”, narró la mujer a un medio local
De acuerdo con la viuda, Gonzalo, cuyo cuerpo fue el cuarto en ser rescatado, le platicaba a su esposa que ‘Cuchufleto’ lo acompañaba a su trabajo, se metía “al pozo” con él un rato y luego se salía… “Así era la rutina de ambos”.
“El día del accidente ahí estaba el perro, con mi esposo, y rascaba y rascaba en la boca de la mina. Movía la cola, estaba aferrado. Él sabía que ahí estaba mi esposo”, narró Idalia Briseño al medio 15 Sabinas.
El can, según su dueña, ha perdido el apetito y la alegría que lo caracterizaba. De la misma manera, narró que el perro se mantuvo todos los días que duró el rescate de los mineros en la entrada.
Gonzalo, relata la mujer, trabajaba dos turnos seguidos, “de primera y de segunda”, el perro lo seguía para todos lados, se iba con él en la mañana, “lo dejaba” en el fundo y se regresaba a la casa a comer y a tomar agua. Por la tarde si el hombre no llegaba, el can se iba de nuevo y lo buscaba.
Si acaso no lo veía afuera en los patios se metía a la mina hasta que lo hallaba, se andaba un rato con él y luego se salía.
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“El día del accidente ahí estaba mi perro con mi esposo y (después del siniestro) olfateaba, luego rascaba y rascaba en la bocamina, movía la cola, aferrado porque sabía que ahí estaba mi esposo”, recuerda.
Ahí estuvo (en el campamento provisional) hasta que lo sacaron, y agrega que ella le hablaba a “Cucho” para darle de comer, pero el can no le hacía caso y se negaba a probar alimento.
Todavía sigue muy triste, se aparta de todos y hasta lo ha escuchado llorar. “antier estaba como aullando, lamentándose, algo sentía, la ausencia de mi esposo”, narró.
Comentó que creía que “Cucho” tenía sed y les pidió a sus nietos que le dieran agua pero siguió igual…todavía sigue así, no se resigna a la muerte de su dueño.
El hombre fue el cuarto de los cuerpos rescatados el domingo siguiente al fatídico viernes 4 de junio pasado, cuando las paredes del manto carbonero se derrumbaron por una inundación y dejaron atrapados a siete trabajadores, solo 10 logaron salir presurosos y salvarse.
La historia recordó a “Hachiko”, el perro japonés que esperó a su dueño en el mismo lugar tras la muerte de su dueño. El relato fue llevado al cine y “Hachi” tiene una estatua.
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CAB