Las provincias de Holguín y Guantánamo, en el este de Cuba, siguen en estado de alerta.
Después de una segunda noche de apagón casi total, Cuba se prepara este domingo para el inminente impacto del huracán Oscar en el este de la isla.
Oscar se desplaza por el Caribe en dirección oeste-suroeste a una velocidad de aproximadamente 19 km/h, con vientos que alcanzan hasta los 130 km/h. Según el último informe del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, a las 12:00 GMT se encontraba a unos 185 km de Guantánamo.
La alerta de huracanes permanece activa para el sureste de las Bahamas y la costa norte de las provincias cubanas de Holguín y Guantánamo, en el este de la isla.
Oscar llega a una Cuba que atraviesa una crisis energética y que pasó su segunda noche sin electricidad debido a una falla el viernes en la principal central termoeléctrica, lo que provocó el colapso de la red eléctrica.
El presidente Miguel Díaz-Canel afirmó el sábado por la noche en la red X que “ya se está trabajando arduamente para proteger al pueblo y los recursos económicos, ante la inminente llegada del huracán Oscar”.
La presidencia de Cuba informó el sábado en X que se estaba avanzando en la recuperación del servicio eléctrico y que el “16% de los consumidores” tenía energía, aunque cerca de medianoche el Ministerio de Energía y Minas reportó otra “desconexión”, esta vez de un “subsistema de occidente”.
El país quedó sin electricidad a partir de las 11:00 horas locales (15:00 GMT) del viernes, debido a la salida inesperada de operaciones de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, la principal de la isla, ubicada en Matanzas (occidente).
La ama de casa Isabel Rodríguez, de 72 años, se queja de no poder dormir. “¿Cómo no se nos va a complicar la vida si no tenemos nada, ni siquiera los motores del agua pueden encenderse?”, comentó.
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Solo los hoteles, hospitales y algunas casas particulares con pequeñas plantas de generación eléctrica contaban con suministro de electricidad.
El jueves, Díaz-Canel afirmó que la crisis se debe a la dificultad para adquirir el combustible necesario para el sistema eléctrico, como consecuencia del embargo que Washington impone a la isla desde 1962.
Ese mismo día, el gobierno anunció la suspensión de las labores estatales para abordar la crisis, que en las últimas semanas ha dejado a la población de varias provincias sin luz durante hasta 20 horas en un día.
Los cubanos han estado enfrentando apagones prolongados durante los últimos tres meses, con un déficit de hasta el 30% en la cobertura nacional. El jueves, un día antes del apagón total, el déficit alcanzó el 50%.
En la isla, la electricidad se genera a través de ocho termoeléctricas desgastadas que dependen de carburante, muchas de las cuales presentan averías o están en mantenimiento, además de varias plantas flotantes alquiladas a empresas turcas y grupos electrógenos.
En su mayoría, esta infraestructura necesita combustible para operar.
Con escasez de alimentos y medicinas, una inflación descontrolada y apagones crónicos que limitan el desarrollo de las actividades productivas, Cuba enfrenta su peor crisis económica en tres décadas.
Los apagones fueron uno de los factores que desencadenaron las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021.