Las redes sociales pretenden mantenernos en comunicación, además de mostrarnos cómo somos o cómo queremos que crean que somos
Las redes sociales han resultado ser un instrumento para mantenernos informados, pero también para relacionarnos con el mundo de una forma muy distinta de como lo hacemos en persona.
Una de las redes preferidas por todos es Facebook, perfecta para mostrarle a todos nuestros amigos (en la red) quienes somos (ajá) o mejor dicho, quienes pretendemos que todos vean que somos.
Así es como podemos conocer a alguien que nos cae muy bien en la vida real, pero en Facebook, simplemente no soportamos.
Cuando la persona en cuestión es alguien con quien convivimos cotidianamente, muchas veces estamos ahí, viendo sus posts y decimos ¡a mí no me engañas!
Estos son sólo algunos tipos de los “álter ego” más frecuentes que podemos encontrar:
El espiritual
Cada día tiene una imagen con una linda frase espiritual, incluso moralina para dar los buenos días, ha descargado y compartido tantas que en ocasiones te ha hecho pensar ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Soy un buen ser humano?
Si no conocieras muy bien a esta persona, realmente creerías que ha alcanzado niveles supremos de introspección, meditación y de desprendimiento de las cosas vanales, superfluas y asquerosas que tiene este mundo.
Pero no, porque sabes que cada vez que se ven, aprovecha para criticar a otros, se burla de la manera de vestir de su vecina y siempre manifiesta que su forma de pensar es la correcta, los demás son unos pobres tontos.
La feminista, mujer alfa liberada
Para ella, muchas frases de las feministas más reconocidas son pocas. Sus favoritas son Simone de Beauvoir, Sor Juana Inés de la Cruz y Virginia Woolf. En Facebook, el hombre es el enemigo, este maldito sistema fálico, patriarcado opresor nos tiene aún con el pie en la garganta y consideran que los “machitos” deben aprender la lección a punta de insultos, patadas y humillación.
¿Activista? Nooo… No hay que exagerar, si hay alguna marcha en contra de la violencia de género o actividad presencial en pro de los derechos de la mujer, condicionará su asistencia a la lejanía del lugar o a los planes que tenga con su pareja.
Hablando de su pareja, no podría estar enfrascada en una peor relación, porque por alguna cuestión de dependencia, miedo o flojera, no deja al hombre del que siempre se queja; controlador, celoso, borracho y hasta “un poco agresivo”.
Tiene muchos buenos libros liberadores que recomendar, pero vive con sus papás después de los treinta, no por necesidad, sino por miedo a vivir sola y tiende a ser ese cliché que de manera pasiva-agresiva juzga en su muro.
El defensor de todas las causas, ciclista, ambientalista, animalista, sin popote
En la cadena alimenticia, ellos son los mejores. Porque se preocupan por las causas del mundo, cosa que tú no haces porque eres un egoísta, sucio consumidor inmerso en el sistema capitalista que sólo da más poder a las mafias que buscan poder y dinero a costa de la destrucción del planeta.
No dejan escapar una sola foto de un tierno perrito en adopción sin antes compartir, cierran su Facebook en tiempos de campañas electorales porque “Todos son lo mismo” “El PRI ya compró las elecciones”, “ya van a empezar los ataques” y pues mejor no ver nada relacionado (muy listos).
Dejaron de comer animales hace unos años cuando se dieron cuenta de que la pachamama, nos tiene conectados unos con otros y las vacas, los cerdos y todo ser viviente merece tener una vida llena de luz y amor, no terminar en tu boca insensible.
Por supuesto jamás los verás conducir un auto, su arma número uno contra el mundo y su estupidez es su bicicleta eso es ser consciente. Eso necesita este planeta, gente como ese ciclista, vegano, amigo de todos los perros, que tiene casi 40, no tiene trabajo, se la vive en la fiesta que pagan los cuates, odia a todos los que se transportan en algo con motor y además tiene un hijo por ahí al que no educó, ni mantuvo, ni vio porque “Chiale, es que su jefa se puso bien payasa y él qué podía hacer”.
Los amorosos “somos los más felices”
Todos conocemos a esa pareja modelo, que causa envidia y nos hace ver nuestra propia historia de amor, insípida… En Facebook claro, porque no hay día que no suban una foto juntos, imágenes espontáneas que parecen de estudio.
Sus sonrisas reflejan la mayor felicidad, complicidad y eterna lealtad que pudiera existir, se felicitan en sus estados por cada mes cumplido, los dos tienen una foto de perfil juntos y podrías hacer una descripción cronológica de cada una de sus salidas gracias a que siempre las ponen como un “acontecimiento importante”.
Un amor de película, si no fuera por la fiesta en la que se pelearon a gritos en la que todo el ambiente se malvibró, sin contar las 875 veces que han terminado, las más de 5 infidelidades que se les conocen a los dos y la constante inseguridad que sienten sobre ese amor que presumen.
El “mil amigos”. “Me ligué como a diez bien guapas el finde”
Cada semana a partir del jueves, puedes ver en su muro estados como “Tengo sed de la mala” “¿Quién saca la fiesta?” “Ya es juebebes” y muchas de estas grandiosas frases, para el viernes en la noche ya sacó las mejores tomas de su six de Tecate o de algunas botellas de alcohol, todas juntas para que quepan en la “pic” y se note lo jalador, pues.
El sábado estará destruido, podrido, muerto en vida o en modo avión, pero tendrá tiempo para compartir que se prepara para seguirla en la noche, la cantidad de alcohol que tomó, que terminó vomitado y que fue la sensación con la “chava esa” que sus cuates ya saben.
Te haría sentir como un anciano si no supieras que sus amigos son diez años más jóvenes que él, si no se quejara de su vida y de lo mucho que extraña la vida familiar cada vez que platican, porque sabes que esta etapa del “rey de las fiestas”, empezó cuando se divorció y se regresó a vivir a casa de sus papás.
Está bien compartir lo mejor de tu vida o tus ideas y opiniones en Facebook, pero siempre está el riesgo de ser incongruentes, sería mejor empezar a integrar todas esas fantásticas ideas con el mundo real y entender que la construcción de tu personaje cibernético, puede hacerte olvidar ver quién y cómo eres realmente.
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