Tener la vacuna contra el COVID-19 es una labor complicada, sobre todo si le dejamos esta tarea sólo a la industria y a los gobiernos. ¿Qué podemos hacer nosotros?
Quizá muchos de ustedes ya hicieron cálculos sobre el tiempo que llevará tener una vacuna efectiva contra el COVID-19 al alcance de nuestras manos en México. Tomando como referencia las noticias dadas a conocer sobre la producción de este fármaco de la mano de la industria mexicana y argentina con ayuda de la iniciativa privada.
Si las investigaciones de la Universidad de Oxford y AstraZeneca concluyen la Fase 3 en noviembre con éxito, Argentina producirá la sustancia activa de la vacuna y México la envasará, logrando que entre abril y junio del 2021 podamos tener entre 150 y 250 millones de dosis en una primera fase para todo Latinoamérica excepto Brasil.
¿Es esto suficiente? No, pues en esta parte del continente somos 668 millones de habitantes y se requiere al menos que el 70% de la población este vacunada contra COVID-19 para contar con una efectividad aceptable. En resumen, la misión requiere de una producción, distribución y revisión de unos 467 millones de personas en Latinoamérica.
Una labor complicada, sobre todo si le dejamos esta tarea sólo a la industria y a los gobiernos. ¿Qué podemos hacer nosotros? Por lo pronto usar el cubrebocas como obligación, y de esta forma bajar el número de contratos a niveles mínimos en cuestión de semanas. Después, trabajar en nuestra mente. Algo que nos ayudará a afrontar de mejor manera y con paciencia, la llegada de una vacuna efectiva. Pero ¿cómo se ejercita el cerebro y la mente?
Facundo Manes, neurólogo argentino y creador del Instituto de Neurología Cognitiva aconseja que no nos aislemos, pues somos seres sociales y los vínculos humanos protegen nuestro cerebro. Esto no significa salir como si nada o hacer fiestas, pero tampoco perderse de una buena charla con amigos o familia utilizando la seguridad que nos ofrece la tecnología.
Ser optimista ante el panorama que tenemos enfrente y mejorar el ánimo pues esto refuerza el pensamiento creativo. Para los más grandes tener caminatas regulares tomando precauciones y rutinas de ejercicio para los más jóvenes evitando así el desgaste cerebral y no perder conexiones en el hipocampo.
Si a esto le sumamos una buena alimentación, aprender algo nuevo que de preferencia sea diferente a nuestra área de expertiz, dormir bien y buscar cómo bajarle al estrés tomando en cuenta que hay realidades que no podemos cambiar, entonces la espera para salir de esto será más rápida de lo que pensamos.
Tal vez en unos años comprar una vacuna contra el COVID-19 sea tan fácil como adquirir un jarabe para la tos, pero mientras llegamos a eso, no nos queda más que afrontar que esta pandemia sólo se reducirá si trabajamos en equipo como sociedad.
IPR
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