Una pareja de productores de zapatos se aventuró a la tarea de fabricar unas sandalias hechas a base de sargazo, con lo que pretenden cooperar para revertir los problemas ecológicos ocasionados por esta en macroalga
Con el fin de mitigar los problemas ecológicos ocasionados por el sargazo, Alberto Robledo, un zapatero en Playa del Carmen, creo unas sandalias con las que no solo ofrece un bello producto, sino que ayuda a eliminar la macroalga que llega a las costas mexicanas en exceso.
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“Descubrimos el problema y, después del problema, uno como zapatero, pues, ¿qué hago? Le decía a mi esposa: ‘Mi especialidad es el zapato, entonces vamos a tratar de hacer algo con el sargazo, ¿pero qué? ¿cómo?’ Entonces me acordé de la técnica de inyección y dije: ‘¿Por qué no inyecto?’ Y todos con los crocs puestos, pero, entonces, ¿por qué no, perdón por el comercial, pero mejor las Sargazosandals?”, comentó Mario Alberto Robledo, creador de la marca.
En cada par de sandalias antideslizantes, 15% del material empleado proviene de la macroalga.
El creador indicó que el sargazo que utilizan en el calzado proviene de Puerto Morelos, y obtienen la talofita a través de una empresa que trabaja con muchos hoteles.
La empresa saca el sargazo, lo limpia y hace el polvo de sargazo. Además, de la misma agua que obtiene de él fabrica fertilizantes y bloqueador solar.
“El sargazo que utilizamos es totalmente limpio, ya libre de contaminantes, porque nuestro proveedor y socio es una empresa que ya trabaja con muchos hoteles; entonces, es como harina, el sargazo es totalmente limpio”, señaló.
Alberto Robledo detalló que el método de fabricación del zapato hecho a base de sargazo inicia con una masa hecha del alga y un polímero termoplástico llamado EVA (etilvinilacetato). Dicha pasta se pasa por rodillos, para aplanarla. Después, pasa al paletizado (agrupación en tarimas) y, por último, a la máquina de inyección, con la cual se fabrican piezas de plástico mediante un proceso de moldeo.
Mario Alberto aclaró que los zapatos tienen entre 15% y 20% de sargazo, y 80% de EVA, tomando en cuenta una tonelada de la masa final. Estimó que en ese porcentaje de macroalga se utilizan por lo menos 40 mil kilogramos de sargazo flotante en mar.
El emprendedor reveló que ya tienen pedidos por parte de hoteles, por lo que ya cuentan de 300 a 500 piezas inyectadas en León, Guanajuato, con un costo bastante accesible.
El costo va estar mínimo en 877 pesos al público local, y al turista arriba de 50 dólares”, sostuvo.
Cabe destacar que un 10% de esa comercialización será destinado a la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), con el fin de innovar en métodos para el tratado del sargazo, que año con año afecta a las costas mexicanas.
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