Cosas que no nos gustaban de la Semana Santa, pero nuestras abuelas hacían
La celebración de la Semana Santa, en la que se conmemora el Triduo Pascual; la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo, es una fecha sumamente importante para la fe Cristiana. Comienza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección, son ocho días en total.
Se sigue celebrando desde hace muchos años y aunque cada vez es más, un pretexto para tomar vacaciones y olvidarnos de la escuela o el trabajo (La Iglesia ha hecho su parte para lograrlo) seguro que si pasas de los 30, aún recuerdas esas cosas que tu abuelita acostubraba a hacer en “fechas tan señaladas” como la Semana Santa.
Y aunque cuando eres niño, sobre todo si lo fuiste hace unos 20 años atrás, no es opción cuestionar y decir que no, queremos recordar esas costumbres de Semana Santa que las abuelitas imponían y todos odiábamos.
1. Esta era horrible, pero sobre todo para tu abuelo
Como lo han escuchado, en Semana Santa, no se come carne, algunos dicen “no se come gente” y es que el ayuno va de carne en sentido literal y figurado. Por lo que en efecto, durante estos días de no pecar, las personas procuraban no criticar a los demás y mantener una abstinencia total. Así es, nada de sexo.
2. La Guadalupana, La Guadalupana, La Guadalupana… x 100
A lo largo de la Semana Santa hay unos días más importantes y esperados que otros, pero siempre había algo para cada día, incluso para los que tienen menos peso, en el marco de estas fechas no se podía escuchar nada, que no tuviera tintes religiosos. No lo permitían en las casas, pero además, era lo único en la programación de las estaciones de radio.
3. Días de guardar y de orar ¡Sin quehaceres!
Puede parecer agradable, no tener quehaceres, pero era totalmente aburrido, días en los que no se hacían tareas domésticas cotidianas, sólo aquellas que era totalmente necesarias como preparar la comida, eso sí, sin usar cuchillos o cosas filosas. Una descripción de la semana más aburrida del año.
4. La visita de las siete casas
Dependiendo el lugar en el que vivieras, esta visita obligada cada jueves santo, podría llevarte dos horas o seis, y es que en algunas zonas hay una iglesia en cada esquina, pero en otras, podías pasar toda la tarde caminando de iglesia en iglesia, para llegar ¡Y rezar! sí, en cada una, hasta haber visitado siete.
5. Nada de tele ¡Ni Ben-Hur!
Sobre todo en Viernes Santo estaba prohibida la televisión, en algunas casas, las abuelas tapaban con telas obscuras los aparatos. Una clausura total, era un día de luto total y todo el tiempo, se hiciera lo que se hiciera, se mantenía el silencio, dado que era tiempo de penar y rezar.
Existen muchas cosas de esta fecha que sí nos gustaban y que ya no se hacen como mojarse en Sábado de Gloria, o la comida tradicional de Semana Santa… esa es otra lista.
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