A pesar de que se han registrado alrededor de 700 detenciones relacionadas con protestas en las universidades de Estados Unidos, los estudiantes continúan manifestándose
La estudiante mexicana Adalí Frías llegó a la Universidad de Columbia en agosto pasado; ahora relata cómo ha vivido las protestas contra la guerra en Gaza, las cuales la han sensibilizado profundamente.
Hoy, la alumna de la maestría en Relaciones Internacionales es testigo de las movilizaciones a favor de Palestina y por el alto al fuego en la Franja de Gaza. Desde Nueva York, la joven aseguró que el impulso de las protestas lleva meses gestándose, “no comenzó hace una semana”.
“Yo sí he notado cómo Columbia es una universidad donde el activismo estudiantil es muy obvio, es parte de la vida de esta escuela. Aquí todo el tiempo luchan por causas sociales”, dijo.
El reclamo de la comunidad escolar es que Columbia corte financiamientos a Israel, en específico, los que puedan abonar al patrocinio de la ofensiva en Gaza, por la que han muerto más de 34 mil personas.
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Los estudiantes han luchado mucho para que la administración no sólo los reconozca, sino también que se les apoye, compartió la estudiante, quien se especializa en tecnología en medios y comunicación.
“No puedo hablar por todos, pero lo que he visto en mi comunidad son llamados antigenocidio, antigobierno de Israel, no antisemitas, sino, por favor, tenemos que ver por los derechos humanos”, afirmó la estudiante, quien comparte aulas con jóvenes de Europa, Oriente Medio y, en menor medida, de Estados Unidos.
Frías relató que en octubre del año pasado, un camión comenzó a circular en el campus ubicado en el Alto Manhattan. El vehículo tenía fotografías y nombres de alumnos, con la leyenda: “Los antisemitas favoritos de Columbia”.
Este camión, que fue pagado por una organización de derecha israelí, abrió un debate sobre la primera enmienda, que protege la libre expresión en la Constitución de la Unión Americana.
Los señalados habían firmado una carta pidiendo por los derechos humanos de los palestinos, añadió la estudiante.
Actualmente, sólo el campus principal está cercado y se requiere acceso con credencial.
En el campamento, hay reglas: “No se pueden hacer cantos antisemitas, incitar a la violencia o interactuar con gente fuera del campus. Cualquier estudiante puede quedarse. Algunos duermen ahí, de la forma más pacífica posible”, aseguró la joven, quien no está involucrada en la organización o instalación de los plantones.
La semana pasada, la Policía de Nueva York ingresó al campus a petición de las autoridades de la universidad y arrestó a 108 personas.
“Lo que pasa dentro del campamento de Columbia es pacífico. Cuando arrestaron a los alumnos, la policía explicó que nadie fue violento, no se opusieron, ni fueron agresivos.
Afuera del campus, hay profesores que dan apoyo legal, agregó Adalí.
“Hay una solidaridad enorme, yo ya fui y dejé comida. Todo es para los estudiantes y todos están ahí por una causa. Me genera un orgullo enorme”, sostuvo la joven que vive en el campus.
Sin embargo, afuera del plantel “sí hay cosas turbias, un ambiente delicado, cantos islamofóbicos y antisemitas. Gritos contra judíos como: ‘regrésense a Polonia’.
“Pero eso no se puede controlar por parte de los alumnos que sí están en el campus”, agregó.
Hay grupos proPalestina que son extremistas y grupos proIsrael que son sionistas. Y el hecho de que no haya un diálogo o intención de aceptar los errores del otro hace que no haya una solución”, denunció.
Hoy es el último día de clases y el 10 de mayo son los exámenes finales.Ahora, no está claro qué pasará con el campamento durante el verano.
Pese a esa incertidumbre, para Adalí estas movilizaciones transformaron su vida. “Yo era una persona que me daba mucho miedo ser muy activa en el tema de la protesta social. Y más porque siendo de México, muchas veces protestar nos lleva a cosas más duras. Pero tenemos una frase en México que dice: nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo y creo que eso mismo lo estoy viendo aquí.
“La valentía que tienen ellos (los manifestantes) la estoy desarrollando en mí misma y estoy aprendiendo a ver ambas perspectivas. Es un parteaguas, a partir de esto, Columbia tiene que cambiar”, subrayó.
Ayer, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que el gobierno respeta las protestas pacíficas, siempre y cuando éstas no sean antisemitas.