Hajj-Malik Lovick, un residente de toda la vida del vecindario, y su pareja decidieron transformar un charco permanente, causado por una boca de incendios con fugas, en un pequeño acuario improvisado.
Con esa idea, reforzaron los bordes del charco con piedras y ladrillos, compraron 100 peces dorados por 16 dólares en una tienda de mascotas y los liberaron en el charco. Lo que comenzó como una simple curiosidad local pronto se transformó en un fenómeno viral, conocido entre los vecinos como “El Acuario de Hancock Street Bed-Stuy”.
Sin embargo, la difusión de videos y noticias en línea sobre el proyecto ha despertado preocupaciones entre las autoridades locales y activistas de los derechos de los animales.
La madrugada del miércoles, dos vecinos, Emily Campbell y Max David, llevaron a cabo una misión de rescate para los peces, sacando 30 de ellos con redes y bolsas de plástico.
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Campbell, una apasionada de los peces de 29 años, manifestó su preocupación por el bienestar de los animales, temiendo que pudieran morir en condiciones inadecuadas.
Mientras Campbell se esfuerza por encontrar un nuevo hogar para los peces, Lovick y otros partidarios del acuario sostienen que su experimento ha enriquecido a la comunidad y brindado un hogar temporal para los peces.
La iniciativa ha fomentado conversaciones entre los vecinos, muchos de los cuales consideran el proyecto como una manera de unir a la comunidad. Sin embargo, las autoridades han expresado preocupaciones sobre la seguridad debido a las fugas en la boca de incendios, y aunque la han reparado en varias ocasiones, los residentes la han vuelto a abrir.