Un teoría sobre su origen dice que Martín Lutero, uno de los padres de la reforma, fue el artífice de la instauración del árbol
El árbol de Navidad es uno de los elementos más reconocido de esta época. Millones de familias en todo el mundo colocan el tradicional arbolito para decorar sus hogares y así celebrar las fiestas navideñas.
Sin embargo, probablemente no conozcas su historia ni su significado. Existe una historia más allá del popular adorno decorado con esferas, luces navideñas y una estrella; y, de hecho, cada uno de estos elementos tiene un significado específico, más allá de llenar tu casa de alegría con la decoración.
Para conocer el inicio del árbol hay que considerar que, cuando los cristianos llegaron al norte de Europa, observaron que los celtas celebraban el 8 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del Sol y fertilidad, colocando adornos de un árbol perenne, ya que éste simbolizaba al Universo.
La interpretación del universo, los celtas la escenificaban mediante éste árbol, al que llamaban Yggdrasil. La copa del árbol o Asgard era donde habitaban los dioses y donde se encontraba el Valhalla que era la morada del dios Odín.
De acuerdo con historiadores, este podría ser el inicio del árbol navideño. Lo anterior porque, una vez que estos pueblos fueron evangelizados, se tomó la tradición para simbolizar el nacimiento de Cristo, cambiando el “árbol perenne” por un pino.
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Según se tienen registros, a estos primeros árboles navideños se les colocaban manzanas para representar el pecado original, y velas que simbolizaban la luz de Cristo, el vínculo de unión entres las familias y las personas.
Posteriormente, la tradición se fue ajustando más al nacimiento de Cristo. El árbol original emergió como una representación del amor de Dios y la vida eterna. Supuestamente, su forma se simboliza como la Santísima Trinidad (por sus tres picos).
Cabe destacar que hay varias teorías más que circulan con asiduidad sobre el árbol. Otra vinculada al cristianismo dice que Martín Lutero, uno de los padres de la reforma, fue el artífice de la instauración del árbol de Navidad como tradición.
Por lo que se sabe, hacia 1500 buscó reproducir una escena en su vida diaria. Caminaba en un bosque y se asombró por cómo el brillo de las estrellas resplandecía en los árboles. A tal punto fue su fascinación que cortó una de las ramas y la atesoró en su casa.
Además, decorar el árbol navideño con más objetos que guirnaldas o algodón es una tradición que nació, se cree, en el siglo XVII. Se basó en varias costumbres: una de ellas remite a los germanos, quienes solían “vestir” a los árboles secos y sin hojas del invierno europeo con frutos para que los “espíritus buenos” que habitaban en ellos no se fueran.
Es de mencionar que, para los católicos, las esferas simbolizan los rezos que se realizan durante el período de Adviento, y los colores de las esferas tienen que ver con su naturaleza. Las rojas refieren a peticiones; las plateadas, al agradecimiento; las doradas son de alabanza; y las azules, de arrepentimiento. En tanto, la estrella que se coloca en la punta del árbol simboliza la fe que debe guiar la vida del cristiano.
Los regalos también tienen su razón de ser. Se estima que en Belén, la gente ponía en el árbol algún objeto preciado a modo de obtener buenas compensaciones para el año entrante (Shutterstock).
Entre esta tradición, se cree que el árbol de Navidad debe poseer entre 24 y 28 esferas, de acuerdo a los días que tenga el Adviento, que se van colocando desde el 8 de diciembre hasta Nochebuena.
Por otro lado, las luces como adorno encuentran su origen en una idea del protestante Martín Lutero. Según se transmitió entre las generaciones, una noche el reformista caminaba hacia su casa cuando notó que el brillo de las estrellas iluminaba los árboles cercanos. Como quedó encantado con esa escena, intentó reproducirla en su casa. Para ello, colocó un pino en la habitación principal y le puso alambres para sostener velas.
Los regalos también tienen su razón de ser. Se estima que en Belén, la gente ponía en el árbol algún objeto preciado a modo de obtener buenas compensaciones para el año entrante.
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CAB