La hembra, que se encuentra preñada, se separó de su dueño en el pueblo de Kopilovtsi, región próxima a la frontera, y llegó a territorio serbio
En todo el mundo, el cruce ilegal de fronteras entre países vecinos tiene consecuencias migratorias graves a nivel penal; y por increíble que parezca, estas consecuencias también pueden aplicarse a los animales.
Las autoridades búlgaras condenaron a muerte a Penka, una vaca que cruzó la frontera de su país “ilegalmente” hasta llegar a Serbia, un país que no es miembro de la Unión Europea.
El animal, una hembra que se encuentra preñada, se separó de su dueño en el pueblo de Kopilovtsi, región próxima a la frontera, y llegó a territorio serbio sin darse cuenta.
Un granjero serbio la encontró, la identificó por una marca y logró reunirla con su dueño Iván Haralampiev.
Insólitamente el rumiante fue buscado por las autoridades aduaneras y, tras una revisión veterinaria, se concluyó que no podía regresar a Bulgaria por falta de documentación.
Aunque Haralampiev tenía un certificado serbio que acreditaba el buen estado de salud de Penka, las autoridades concluyeron que debía ser sacrificada, amparándose para ello en que el animal incumplió las leyes comunitarias al traspasar sin autorización la frontera de su país y salir de la UE.
Además estimaron que la vaca podría propagar enfermedades y por ello deben seguir las estrictas leyes sobre el movimiento de animales de granja.
La decisión provocó un debate que llegó hasta Bruselas, y en Alemania ocupó las primeras páginas de varios medios.
Incluso más de 20 mil personas han firmado una petición en la plataforma Change.org para evitar la ejecución.
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