La alcaldesa de San Francisco, London Breed, ya dijo que ratificaría en 10 días la ordenanza que también se aplica a los productos de tabaco aromatizados
San Francisco se convirtió este martes en la primera ciudad de gran tamaño de Estados Unidos en prohibir la venta de cigarrillos electrónicos en su territorio, en una decisión unánime de su concejo municipal.
La ordenanza, que aún debe ser firmada por la alcalde de la ciudad californiana, subraya la necesidad de actuar ante el “impresionante aumento” del vaporeo entre los jóvenes con “consecuencias significativas en la salud pública”.
El texto adoptado por los legisladores locales de San Francisco establece que para ser vendido en la ciudad, en una tienda o en Internet, un cigarrillo electrónico debe haber recibido la luz verde de la Agencia Federal de la Salud, la FDA, que no ha aprobado ninguno hasta el momento.
La ordenanza también se aplica a los productos de tabaco aromatizados, pero no castiga la posesión o el uso de cigarrillos electrónicos, a diferencia de Singapur, que introdujo una prohibición muy estricta de estos productos desde 2018.
La alcaldesa demócrata de la liberal ciudad californiana, London Breed, ya dijo que ratificaría la ordenanza en 10 días.
Según las últimas estadísticas oficiales, el número de jóvenes estadounidenses que usan cigarrillos electrónicos aumentó en un millón y medio en 2018, en detrimento de años de lucha contra el consumo de tabaco en las escuelas.
Las autoridades sanitarias critican especialmente al líder del sector para el mercado estadounidense, Juul, acusado de laxitud con los jóvenes.
La empresa emergente, en la que Altria, la tabacalera fabricante de Marlboro, realizó grandes inversiones a fines de 2018, tiene su sede en San Francisco.
Los cigarrillos electrónicos contienen nicotina y otros productos, pero no las sustancias que se encuentran en los cigarrillos tradicionales que se sabe que son cancerígenas, pero su efecto a largo plazo en la salud aún se está estudiando.
La medida adoptada por San Francisco para contrarrestar el cigarrillo electrónico expresa su preocupación por la exposición a la nicotina durante la adolescencia que “puede dañar un cerebro en desarrollo” y “también aumentar el riesgo de dependencia futura de los demás fármacos”.
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