Deborah Ramirez describió el incidente con Kavanaugh, señalando que durante una fiesta en un dormitorio donde había alcohol, le puso el pene en la cara y le hizo tocarlo sin su consentimiento mientras ella lo alejaba
Una segunda denuncia de acoso sexual surgió contra Brett Kavanaugh, un hecho que ha puesto aún más en peligro su nominación a la Corte Suprema de Estados Unidos. Este hecho está poniendo a la defensiva a los republicanos en la Casa Blanca y el Senado y dando vigor a las llamadas de los demócratas a posponer la confirmación del juez.
La nueva acusación se conoció el domingo por la noche en un informe de The New Yorker, apenas unas horas después de que negociadores llegaron a un acuerdo para realizar una audiencia pública extraordinaria el jueves para Kavanaugh y Christine Blasey Ford, otra mujer que lo acusa de agredirla sexualmente en una fiesta cuando eran adolescentes. Kavanaugh niega la acusación.
La segunda denuncia contra Kavanaugh data del ciclo académico 1983-84, el primer año de él en la Universidad de Yale. Deborah Ramirez describió el incidente luego de ser contactada por la revista The New Yorker. Ella recordó que Kavanaugh se exhibió durante una fiesta en un dormitorio donde había alcohol, le puso el pene en la cara y le hizo tocarlo sin su consentimiento mientras ella lo alejaba.
En un comunicado proporcionado por la Casa Blanca, Kavanaugh dijo que eso “no sucedió” y que la acusación era “una difamación, simple y llanamente”. Un portavoz agregó en una segunda declaración que la acusación estaba “diseñada para derribar a un buen hombre”.
La senadora Dianne Feinstein de California, la principal demócrata en la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, pidió el “aplazamiento inmediato” de cualquier acción posterior sobre la nominación de Kavanaugh.
Los republicanos en el comité dijeron que investigarían la acusación de Ramirez.
The New Yorker contactó a Ramirez después de enterarse de una posible participación en un incidente con Kavanaugh. Dijo que la denuncia llamó la atención de los senadores demócratas a través de un abogado de derechos civiles.
Ramirez se mostró reacia al principio a hablar públicamente “en parte porque sus recuerdos contenían lagunas porque estuvo bebiendo en el momento del supuesto incidente”, informó The New Yorker. Después de “seis días de evaluar cuidadosamente sus recuerdos y consultar con su abogado, Ramirez dijo que se sentía lo suficientemente segura de sus recuerdos” para hablar públicamente, según el informe.
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