La violencia contra la mujer incluye utilizar los medios digitales como videoconferencias o chats para vigilarlas y saber lo que hacen cada segundo
Imaginen nada más este escenario de arranque para hablar sobre violencia contra la mujer. Antes de la pandemia en todo el mundo había alrededor de 243 millones de mujeres y niñas maltratadas por sus compañeros sentimentales o familiares, eso tan sólo en el último año.
Y si a eso le sumamos que a lo largo del confinamiento, las líneas de ayuda en temas de violencia de género y domésticas se han quintuplicado, ya se imaginarán cómo esta la situación actual de millones de mujeres, niñas y adolescentes, en un 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Una situación que en muchos casos las ha puesto en el peor de los escenarios. Primero porque en sus casas sufrían de violencia doméstica, pero por fortuna al ir a la escuela o al trabajo, tanto ellas como su agresor se daban una pausa. Segundo, porque si sufrían de acoso laboral o escolar, al menos tenían la posibilidad de olvidar todo un rato al llegar a su hogar. Pero ¿qué pasó cuando la pandemia junto todo?
¿Cómo podemos terminar con la violencia contra la mujer?
— imagenzea (@imagenZea) November 25, 2020
Las cifras son aterradoras. En las nuevas generaciones está el cambio que todos anhelamos… #NiUnaMás @FranciscoZea @ElOpinadorTV por @ImagenTVMex pic.twitter.com/8kVSkbarAO
Que ahora miles de mujeres tienen a su agresor más irritable que nunca por no poder salir de casa, violentándolas, acosando sexualmente o golpearlas las 24 horas del día. O a un jefe o compañero de banca, acosándolas, con amenazas a su empleo o faltándole al respecto en cientos de formas. E incluso utilizando los medios digitales como videoconferencias o chats para vigilarlas y saber lo que hacen cada segundo.
Agresiones que no sólo son físicas, pues muchas piensan que mientras no las golpeen, no habrá delito que perseguir. Para la ONU, la violencia contra la mujer la define como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
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Por lo tanto tenemos que los celos, insultos, humillaciones, destrucción o sustracción de objetos o documentos y hasta el control de los ingresos económicos son muestras de agresión. Es más, cientos de mujeres dedicadas al servicio público ahora en época de CoVid han sido violentadas cuando les piden al resto de la población usar el tapabocas, en muchos casos agresiones generadas por otras mujeres.
¿Cómo podemos acabar con este comportamiento? ONU Mujeres ha presentado un decálogo con el que pretende poner fin a este mal de forma segura y efectiva. Destacando entre otros puntos, escuchar y creer a las víctimas, exigir servicios de ayuda adecuados por parte del Estado y Organizaciones, entender ¿qué es el consentimiento? identificar indicios de maltrato y hacernos responsables como sociedad. Pero sobre todo enseñar a las nuevas generaciones, pues ahí estará el cambio al que la mayoría anhelamos con llegar.
IPR
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