La lingüista Concepción Company hizo una cartografía del insulto y las malas palabras para describir de qué manera se usan en México
Para llegar a ser una sociedad que respeta a las minorías, a las mujeres y que fomente el respeto entre todos, tenemos que saber por qué insultamos y cómo lo hacemos en México, asegura la lingüista Concepción Company, quien señala que hay rasgos comunes en la mayoría de los insultos: giran en torno al machismo, a la homosexualidad y a evitar la palabra culo, que es el gran tabú en la lengua mexicana.
A diferencia de otros países, como España y Argentina, donde el lenguaje del insulto es blasfemo y escatológico porque la gente puede “cagarse” en todo y “mandar a la mierda” con libertad, en nuestro país tenemos ese vacío léxico.
Sin embargo, poseemos una larga lista de insultos que se refieren a la homosexualidad y a la feminidad, entre ellos la conocida palabra “puto” y todas sus variantes, que son expresiones que conjuntan el machismo con el pavor a la homosexualidad, expuso Company, una de las seis mujeres que han ingresado a El Colegio Nacional en toda su historia.
“Por el modo de insultar y de usar malas palabras, que no son lo mismo, se nos ve enseguida de dónde somos: dime cómo insultas y te voy a decir de dónde eres. Estos dos conceptos de insultos y malas palabras pertenecen al ámbito lingüístico de lo socialmente prohibido y generalmente creemos los hablantes que son idénticos, pero no, ni mucho menos. Si ustedes van al Diccionario de la Lengua Española verán una etiqueta que dice ‘malson.’ que es ‘malsonante’, y es una prevención de que usted es responsable si las usa o no”, explicó Company.
Un insulto, continuó la filóloga, es un proceso de intersubjetivización, un proceso con el oyente, porque tiene la función de ofender al otro y provocarlo, mientras que las malas palabras son un proceso de subjetivización porque son un diálogo consigo mismo y sirven para expresar sentimientos o estados de ánimo, pero sin ser interactivas.
“Todas las lenguas del mundo tienen zonas lingüísticas que son tabúes, porque somos seres insertos socialmente y, como bien dice Freud, es totalmente arbitrario. Lo que para una sociedad está prohibido y para la otra no depende de la cultura, de focos sociales históricamente sedimentados porque la lengua es algo que está cambiando. El tabú, además de que es muy local, tiene algo interesante, y es que está asociado a zonas cognitivas y culturales que son centrales para el ser humano. Alrededor de cinco ejes, fundamentalmente: el sexo, la muerte, la escatología, la religión, la identidad o el nombre propio”.
En México usamos numerosos eufemismos y tabúes que reflejan la obsesión con lo que está prohibido, los cuales necesitan de alguna asociación fónica o cognitiva que ayuden al oyente a descifrar el mensaje, por lo tanto sirve para alimentar la creatividad en el uso y la evolución del lenguaje.
La investigadora enumeró diversos ejemplos que dan cuenta de cómo el lenguaje del insulto, con base en sus eufemismos, ha evolucionado en México desde el siglo XVI, y cerró su charla diciendo que “la lengua es el espejo de una visión del mundo”, por lo que, si queremos un mundo donde nos respetemos unos a otros, tendremos que construir un lenguaje que lo refleje.
DMS
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