Aquí te presentamos los 12 mejores besos de la realeza europea, porque algunas veces los cuentos de hadas sólo inician cuando dos personas se aman de verdad.
Siempre es muy emocionante ver cómo una pareja se enamora y se casa. Ese momento en que dos personas se convierten en un matrimonio ante los ojos de familiares y amigos, siempre queda enmarcado con el beso al final de la ceremonia que pone el sello de amor.
Las parejas reales también viven ese momento de emoción, ternura y nerviosismo, con la única diferencia de tener sobre de ellos las miradas de miles de espectadores y medios de comunicación que esperan, anhelantes, esa única muestra pública de amor entre la monarquía.
Aquí te presentamos los 12 mejores besos de la realeza europea, los cuales estamos seguros, te llenaran de emoción y te sacarán una sonrisa al recordar nuestras propias experiencias.
La Reina Isabel y el príncipe Felipe
Cuenta la leyenda que la reina Isabel conoció al príncipe Felipe de Grecia cuando ella solo tenía 13 años, se enamoró perdidamente de él y empezaron una correspondencia secreta. Se casarían ocho años después, en 1947, aunque no sin controversia. Felipe era príncipe, pero no tenía fortuna, era griego ortodoxo y tres de sus hermanas estaban casadas con nobles alemanes con lazos nazis. Con la Segunda Guerra Mundial fresca en la memoria, era un tema delicado.
El príncipe Carlos y Diana
A menos de un año de que empezara su cortejo, Carlos y Diana se casaron en la catedral de St. Paul el 29 de julio de 1981, frente a 3 mil 500 invitados. Luego de 15 años de matrimonio, la pareja se separó en 1996, probando que, a veces, los cuentos de hadas solo existen en los libros.
El príncipe William y Kate Middleton
A pesar de las miradas cómplices y la emoción que se veía en la cara de los dos contrayentes, la frialdad del carácter británico se apoderó de los novios. Correctos y comedidos, no quisieron romper el protocolo en ningún momento. El esperado beso no se produjo hasta su aparición en el balcón del palacio de Buckingham. Fueron besos cortos y tímidos, siguiendo la línea sobria y contenida que había predominado durante toda la ceremonia.
El príncipe Harry y Meghan Markle
La reciente boda del hijo menor de la princesa Diana no estuvo exenta de escándalos , no sólo por el pasado lleno de fiestas y de alcohol de parte del príncipe de Inglaterra, sino por la ascendencia de su prometida, con orígenes afroamericanos y su pasado como modelo y actriz de series en Estados Unidos. No obstante, cuando el amor los unió se pudo reducir a la frase que el nieto de la Reina Isabel le dijo cuando entró al altar: “Soy un hombre afortunado por tenerte”.
El príncipe Felipe de Borbón de España y Letizia
Fue una boda marcada por la sobriedad y las escasas muestras de cariño entre los contrayentes. Lo más que se pudo apreciar en el enlace fueron las miradas cómplices acompañadas de gestos leves y besos en la mejilla y en la frente. Incluso durante el tradicional saludo en el balcón del Palacio Real fue lo único que pudimos ver.
La princesa Victoria de Suecia y Daniel Westling
El beso de los jóvenes contrayentes se hizo esperar, pero no defraudó en absoluto. Después de la ceremonia, Victoria mucho más relajada y espontánea, no ocultaba su alegría y tomó la iniciativa besando a Daniel al abandonar la catedral de Estocolmo. A ese gran beso le seguirían varios besos en la mejilla durante el recorrido por la ciudad.
El príncipe Carlos Felipe de Suecia y la ex modelo Sofía Hellqvist
Es el final de un largo romance muy polémico por el pasado de la joven, ex modelo de bikinis y ex concursante de un picante ‘reality’ de televisión. Como si de un auténtico cuento se tratara, la joven ha terminado siendo aceptada por los soberanos suecos y por toda la familia.
El príncipe Guillermo de Holanda y Máxima Zorreguieta
Otra boda que estuvo envuelta en polémica desde el principio, debido al cargo político que el padre de ella ocupó durante la dictadura argentina. No obstante, Máxima fue acogida con mucho cariño en Holanda. Muestra de ello, es el tango que sonó durante la ceremonia a modo de guiño a sus orígenes, creando una de las atmósferas más emocionantes del día. Tanto durante la ceremonia civil como durante la religiosa, el comportamiento de los novios estuvo marcado por la discreción, y no se besaron en ningún momento.
El príncipe Federico de Dinamarca y Mary Donaldson
Catalogada como una de las bodas reales más emotivas del siglo gracias a la multitud de muestras de afecto entre los novios. La relación del Príncipe Federico con la abogada australiana Mary Donaldson contó, en un principio, con el rechazo de los Reyes de Dinamarca, por esto, la ceremonia poseía una significación aún mayor, equiparable a la de una victoria bélica alcanzada con mucho esfuerzo.
El príncipe Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy.
Los jóvenes herederos de la corona de Luxemburgo no dejaron de sonreír durante toda la ceremonia, mostrando en todo momento su alegría. Alegría que también compartieron los invitados al enlace a través de un sonoro y inusual aplauso que rompió el protocolo cuando los novios se dispusieron a abandonar la catedral.
El príncipe Haakon de Noruega y Mette Marit
Fue la primera boda real del siglo XXI, y quizás la más polémica hasta ese momento en el que comenzaban a romperse antiguos legados tradicionalistas. Ella era una madre divorciada, con un hijo de su anterior relación, y estaba a punto de convertirse en la esposa del futuro rey de Noruega. Este nuevo siglo empezaba fuerte.
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