Hasta 100,000 personas se han manifestado en las calles de Hamburgo (Alemania), en la marcha de protesta anticapitalista ‘Bienvenido al infierno’ que tiene lugar antes y durante la reunión del G20, organizada para estos 7 y 8 de julio.
Tras transcurrir de forma pacífica, las manifestaciones han desembocado en fuertes disturbios que han sido dispersados con cañones de agua por parte de la Policía alemana.
En la segunda ciudad más grande de Alemania ya se encuentran varios líderes mundiales, cuya seguridad garantizarán al menos 20,000 efectivos de las fuerzas del orden. Los oficiales estarán dotados de equipo antidisturbios, vehículos blindados, helicópteros y drones de vigilancia y desarrollarán la mayor operación policial en la historia reciente de ese país europeo. Además, contarán con la ayuda de fuerzas especiales de Países Bajos y Austria.
Hamburgo está envuelta en una atmósfera de protesta: las autoridades estiman que se congregarán cerca de 8,000 manifestantes violentos y más de 170 agrupaciones han llamado a elevar la voz contra el evento. Además, durante varias jornadas las calles de la urbe estarán repletas de personas disconformes.
Este martes, la Policía ya tuvo que emplear cañones de agua para dispersar a una multitud y confiscó cuchillos, bates de béisbol y presuntos dispositivos incendiarios en Hamburgo y sus inmediaciones. Entre los objetos incautados también había bastones, botellas y botes en los que se pretendería introducir líquido inflamable.
El Ministerio del Interior de Alemania asegura que no permitirá que se cancele la cumbre del G20. Por su parte, los organizadores de las manifestaciones afirman que el elevado número de agentes de seguridad puede provocar desórdenes.